Regreso al presente, pensando en el pasado

Estoy de un deja vu que me salgo últimamente. Ando melancólico y pensativo. Mi pasado viene a buscarme, a salpicar mi presente de sensaciones, a veces dulces, otras amargas, y la mayoría, inquietantes. Decepcionar a un ser querido te hace mayor, reflexivo y te ayuda a estrujarte un poco más el cerebro. (Sí, sí a los 40 aún se sigue aprendiendo).

El caso, es que mi última semana en clave valencianista ha tenido un marcado carácter añejo, sabor antiguo pero al fin de cuentas bueno, como los vinos esos caros, que con el tiempo mejoran… (Prueben los de Toro, les chiflarán). Así, estos días atrás pisé Mestalla el miércoles. Y disfruté viendo a mi hijo Víctor cómo se dejaba todo sobre el césped. Me enterneció oír su nombre coreado por Javi Doménech mientras que grandes como Giner, Arias o Baraja lo acunaban. Tres mitos que, a su efigie futbolera, el tiempo les ha dado un cariz de personas, que ahora les ha convertido en gente importante en mi vida.
Verlos, al Chufa y al Pipo, por ejemplo, es recordar tiempos antiguos, pero también ver cómo se hacen mayores y cuidan la savia nueva del Valencia. Es rememorar en aquel Valencia familiar del de Alboraya, el de las bromas, el del ascenso o en el Valencia imperial, victorioso e incontestable del vallisoletano. Pero verlos, charlar con ellos, también te hace pensar en porqué el club no echa más mano de gente así, o de tantos otros que tienden a desenamorarse, a desperdigarse, a emigrar…
Sigue siendo un debe de este Valencia, como lo fue de otros en el pasado, mirar con más cariño y escuchar con más atención a sus figuras. La cosa con Amadeo Salvo ha mejorado, (por ejemplo los veteranos tienen más dinero) pero no basta con eso. El camino no ha hecho más que comenzar.
Teorías filosóficas aparte, no entiendo como, por ejemplo, Rubén Baraja vuelve a irse del Valencia por la puerta falsa. Ya es la segunda vez. Está claro que no aprendemos.

¿A qué estamos jugando?

También he tenido la sensación de volver al pasado cuando percibo, huelo, me cuentan y publican la incipiente guerra de intereses que nos quieren hacer creer que existe entre Lim, Layhoon, Nuno y Mendes por un lado, y Amadeo Salvo y Rufete por el otro. Reconozco que para algunos la tentación de entrar de nuevo en el Valencia de los bandos, de los enfrentamientos y de las guerras de intereses es grande, pero conmigo -de momento- no cuenten.
Como le digo, si existiera tal diferencia, habríamos vuelto a los tiempos de la lámpara y el sofá de Benítez, a los de Carboni vs Quique; a los de los asesores deportivos presidenciales (Soler) contra los directores deportivos oficiales. En definitiva, habríamos vuelto atrás.
Y, ¿qué quieren que les diga?, después de esta semana, del cruce de declaraciones de Amadeo Salvo contestando al agente de Otamendi y algunos ‘desaires’ a la política deportiva de Rufete (como comprar a tocateja a Cancelo por 15 millones cuando no los vale), pues uno se queda con una sensación de cuerno quemado que no me gusta. He de reconocerte amigo lector que, por momentos, he sentido ese regusto amargo del pasado; esa agria sensación de morderte la lengua cuando masticas, sospechando que todo lo sucedido en el pasado no hubiera servido de nada y pudiera volver a nuestras valencianistas vidas…
Pero me resisto a creer que sea así, que la sangre llegue al río. Me resisto a creer al que me cuenta que Nuno plantea traerse sus propios ‘secretarios técnicos’; como me niego a darle crédito a Amadeo Salvo cuando dice que “Mendes no es nadie en este club”. Sé que es un calentón, pero le apoyo ciegamente cuando asegura que no debe entrometerse en el caso de Otamendi. Nadie es Mendes en el Valencia, pero influencia tiene de narices. Es así, es amigo de Lim y se nota. Negar la evidencia no ayudará a calmar las aguas revueltas, si es que realmente lo están. Porque, como de tanto pensar en el pasado y revivir experiencias antiguas, uno ya tiene el culo pelado; empiezo a creer que, más que aguas revueltas, lo que pasa es que alguien las agita.
Confío en que esto sirva como toque de atención y que la reunión que esta semana que sí o sí debe producirse entre los que fichan, solvente cualquier hipotético distanciamiento. El mercado de verano no ha hecho más que empezar, hay mucha pasta en juego y, por ende, demasiados intereses. Así que, como dicen los italianos, "piano, piano si va lontano". Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia