ElGranDerbi: mejor descafeinado que no tomar café
Al igual que España y el mundo, Sevilla persiste en su lucha denodada contra el coronavirus, ese francotirador silencioso que dispara indiscriminadamente con balas de aliento y tacto. Su reguero de víctimas ha dejado muchos cadáveres, pero también muchas víctimas han sobrevivido. LaLiga Santander ha salido de la UCI y con ella ElGranDerbi sevillano, cuya fecha está cercana. Se disputará sin público, pero mejor descafeinado que no tomar café. Mejor ver un Sevilla FC-Real Betis que no ver nada.
Se antoja bastante estúpido ponerle pegas a su vuelta y la del fútbol en general. Casi obsceno, si me apuran, cuando nos está pasando por encima una pandemia que dejaría a Atila a la altura de un niño de San Ildefonso. Por donde el rey de los Hunos pasaba no crecía la hierba. Contentémonos con que la hierba pueda servir en breve de tapete para una victoria metafórica: la del fútbol.
No crean que es baladí. No se dejen engañar por la demagogia barata de quien denigra este deporte. El fútbol no es sólo un deporte de masas que enciende pasiones o un cauce universal para liberar la adrenalina que de otra forma pudiera tomar formas diabólicas. Con eso sólo ya sería mucho.
Un motor para la economía
El fútbol es la economía, idiota. Una mastodóntica turbina de mover dinero. La mayor parte del mismo llena los bolsillos de sus principales protagonistas; claro, estaría bueno, no va a llenar los de mi prima la de Móstoles. Pero sus tentáculos van infinitamente más allá, llenando los de miles de familias que llevan viéndolas venir desde hace más de dos meses y cuyo futuro fundía al negro.
Por no hablar de su efecto distractor. Porque, ¿qué espectáculo en el mundo concita el interés de tanta gente? El entretenimiento siempre es necesario, pero cuando la angustia acongoja el panorama vital quizá resulte más perentorio que nunca. Seguro que el clima político estaría mucho menos crispado si hubiera habido fútbol con que distraer la mente. El opio, a veces, no resulta tan malo para el pueblo.
No nos equivocaríamos si considerásemos ElGranDerbi como una de las máximas expresiones de ese motor económico llamado fútbol. Un referente de la eterna rivalidad que LaLiga Santander ha ayudado a trascender al resto de España e incluso fuera de las fronteras nacionales. Una fiesta del balompié que divide la ciudad entre dos pasiones centenarias enfrentadas desde siempre y para siempre.
ElGranDerbi de la nueva normalidad
El derbi sevillano cayó enfermo de coronavirus allá por marzo, cuando vivíamos en la antigua normalidad, y en menos de tres semanas regresará para anticiparnos la nueva. Una normalidad incierta, rara, casi inverosímil. Y, sobre todo, prudente, o al menos más prudente que su homóloga antigua.
Así será ElGranDerbi: incierto (como siempre), raro, casi inverosímil y prudente. Sin el fervor de la grada, con celebraciones contenidas, vacío, mudo y sordo. Pero al menos no será ciego, porque se podrá ver por televisión. Algo es algo, sobre todo teniendo en cuenta que a día de hoy cualquier aficionado sería capaz de asesinar por ver un Werder Bremen-Wolfsburgo. O un Diablos Rojos-Recreativo Su Eminencia, mismo.
¿Que ElGranDerbi perderá su esencia? Pues probablemente, como han perdido la suya las vidas de muchos ciudadanos que ahora sufren para recomponerlas. ¿Que es una lástima tener que verlo desde casa? Claro, como lo ha sido para mucha gente durante meses ver a familiares por la ventana de un ordenador. ¿Que los jugadores están expuestos a un gran peligro? Mucho menor del que ha acuciado a cientos de miles de profesionales de variados ámbitos.
¿Que es un espectáculo descafeinado? Mejor un descafeinado que no probar el café. ¿Que el fútbol sin afición no es nada? ¿Y la afición sin el fútbol? Pregunto…
Y no escuchar los eco en el estadio vacío
Podrían poner por megafonía ambiente del SEVILLISMO animando en los derbis a su EQUIPO. SEVILLISTA hasta la muerte
venga ya, el fútbol sin espectadores no existiría.