El sorprendente touchdown de 85 yardas de los Seahawks tras un error garrafal de un rookie
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Ernest Jones deja una de las imágenes de la jornada con una carrera a placer
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La jugada más sorprendente de la semana 13 en la NFL llueve del cielo de Seattle con un touchdown sorprendente alimentado por el fallo de un rookie. El estreno de Max Brosmer como quarterback de los Minnesota Vikings deja la peor jugada posible de un jugador en la NFL: pérdida de balón y touchdown rival en sólo unos segundos.
La losa del estreno de un rookie en la posición más importante de la NFL deja un mal sabor de boca en el debut de Brosmer. La dura derrota de los Vikings ante los Seahawks pesa aún más en un chaval de 24 años que apenas ha encontrado su sitio en la élite. En el último tramo de la primera parte el QB de los Vikings no terminaba de aparecer, pero una oportunidad tras una intercepción de su equipo le daba aires para lograr un touchdown. Nada más lejos de la realidad.
Después de dar unos pasos atrás el quarterback se metió en un jardín en una jugada mal construida, y su reacción fue la peor posible. Brosmer se esconde de sí mismo y, durante su caída, suelta el balón en vez de aceptar un sack...y ahí pierde toda la cordura. Su pase con intenciones inexistentes le da un regalo a Ernest Jones.
El linebacker de los Seahawks recibe sin esfuerzo el balón de manos del rival y corre las 85 yardas más tranquilas de su carrera. Sin rivales en el camino y con 21 jugadores a sus espaldas, hace una función extraña para él para lograr el primer touchdown del partido ante una de las imágenes de la jornada.
El debut de Max Brosmer fue el peor posible y no sólo por el nerviosismo del inicio del choque, sino por su mala toma de decisiones. El pase nunca era la primera opción del equipo, lógico, quería arropar a su debutante para darle tranquilidad. Pero con el paso de los minutos el brazo no funcionó como debía.
Caer al suelo es una de las peores jugadas para un quarterback, pero hay algo más duro que comerse un sack: el miedo a recibirlo. Eso ha pesado demasiado históricamente a decenas de mariscales de campo, más aún lo hace a un rookie que por primera vez pisa el verde y se siente perdido en un partido donde es claramente inferior, tanto él como su bloque.
La peor jugada posible para un quarterback en la NFL es, además, un fallo flagrante de un rookie. La combinación de ambas cosas colocan la jugada como un asterisco gigantesco de un partido donde los Seahawks debían competir para apretar a los Rams en su conferencia. Y los Vikings no se jugaban más que el honor de seguir peleando y darle voz a su chaval. Entre tanto sufren otra derrota sin sumar un sólo punto y piensan en la offseason para reforzar un puesto clave, el de mariscal de campo.