MainFrames: plataformas desafiantes en un viejo sistema operativo

-
Una aventura pixelada dentro de la pantalla de un viejo ordenador
-
Diseño retro, unas plataformas desafiantes y carisma de sobra
-
Un viaje de vuelta a los 2000 con LAN Party Adventures
Entre los grandes lanzamientos que requieren de varias decenas de horas en nuestras consolas, a veces se agradece poder disfrutar y terminar en una sola tarde un juego que nos atrape, nos divierta y nos arranque una sonrisa. Eso nos ha pasado con MainFrames, un adorable título de plataformas (para PC y Nitnendo Switch) desarrollado por Assoupi y publicado por The Arcade Crew. Una propuesta breve pero intensa, con un encanto retro y una jugabilidad que pone a prueba nuestras habilidades.
Desde que iniciamos la partida, queda claro que MainFrames no quiere pasar desapercibido. Controlamos a Floppy, un simpático disquete de noventero (sí, el ícono clásico de "Guardar") que se ve lanzado a una travesía inesperada dentro de un ordenador en plena crisis y debe saltar de ventana en ventana en un escritorio al más puro estilo Windows 3.11. La premisa no es más compleja que eso, pero funciona como marco (literal y figurado) para una aventura de plataformas exigente, divertida y muy creativa.
Saltando entre iconos y ventanas
La propuesta jugable de MainFrames bebe directamente del subgénero de los plataformas de precisión, donde títulos como Celeste, Super Meat Boy o VVVVVV han dejado huella. Sin embargo, este juego aporta un giro propio: el uso de las ventanas flotantes de una pantalla de un viejo monitor CRT como parte integral del diseño de niveles. En lugar de recorrer escenarios lineales, Floppy salta entre ventanas del sistema operativo, algunas de las cuales son movibles o reconfigurables por el jugador arrastrando el típico cursor, lo que añade una capa de puzles y estrategia a los saltos tradicionales.

Este planteamiento es tremendamente original a nivel visual pero también está muy bien implementado a nivel jugable. Hay pantallas en las que debemos reorganizar las ventanas para crear un camino viable o activar funciones de otros programas que afectarán el entorno. Otras ventanas directamente reaccionan a nuestras acciones: expandiéndose con cada salto o desplazándose al ritmo de nuestro avance. Esta mecánica de ventanas es la seña de identidad de MainFrames y eleva el nivel de creatividad en el diseño de niveles.
Jugabilidad afilada y accesible
Aunque se enmarca dentro del género de las plataformas de precisión, MainFrames busca abrirse a un público más amplio. Desde el menú de opciones se pueden activar ayudas como saltos ilimitados o invulnerabilidad, y muchos niveles tienen dos caminos: uno más evidente y desafiante, y otro más oculto pero más accesible. Esta dualidad premia tanto al jugador que busca superar retos como al que simplemente quiere avanzar la aventura sin desesperarse.
El control es preciso y minimalista. El salto es el movimiento clave y se complementa con habilidades como girar en el aire para ganar impulso o adherirse brevemente a las paredes. No hay ataques ni complicaciones innecesarias. La muerte, como es costumbre en el género, es instantánea, pero también lo es el reinicio al principio de la pantalla donde estábamos, lo cual mantiene un ritmo ágil y minimiza mucho la frustración.

En general, los desafíos no resultan muy complicados. Es cierto que me quedé atascado en un par de sitios y tuve que morir una docena de veces para entender la mecánica que me serviría para superar ese punto. Pero como la muerte/reinicio es instantánea, no hay demasiado tiempo para la frustración.
Un viaje corto pero intenso
MainFrames no es largo. En total, el juego consta de un hub central y siete niveles temáticos, cada uno con su propia identidad visual y una nueva mecánica destacada. Superarlos puede llevar entre dos y tres horas, dependiendo del nivel de habilidad del jugador. En cada uno hay pequeñas criaturas llamadas "Processes" y "Daemons" que pueden ser rescatadas, ofreciendo algunos retos opcionales para los más completistas. Algunas siguen a Floppy como si fueran clones, otras requieren que manipulemos el escenario de formas creativas para guiarlas hasta su destino.
Estos retos secundarios no solo aportan variedad y rejugabilidad, sino que son donde MainFrames más brilla en términos de diseño de puzles. De hecho, muchas veces resultan más interesantes que los caminos principales.

Un estilo visual con alma
A nivel estético, el juego es un homenaje cariñoso a los ordenadores de los 90. Toda la acción transcurre dentro de lo que parece un monitor CRT, con marcos visibles, reflejos sutiles y manchas de dedos en las esquinas de la pantalla. Los menús simulan interfaces antiguas, y muchos de los personajes son referencias a iconos del pasado digital. Esta dirección artística no solo es coherente, sino muy entrañable, evocando memorias de sistemas operativos olvidados que son una referencia nostálgica para los que vivimos aquella época.
Sin embargo, no todo es perfecto. Algunos elementos visuales pueden resultar confusos, especialmente cuando se trata de evitar bloques de datos corruptos que no siempre tienen bien delimitadas sus zonas de impacto. En un juego donde cada milímetro cuenta, esto puede ser frustrante.
Banda sonora y sonido: retro con chispa
El apartado sonoro sigue la misma línea: sonidos de 8 bits, efectos nostálgicos y una banda sonora chiptune que acompaña bien sin robar protagonismo. Si bien no hay temas memorables que se queden grabados en la mente (más allá del omnipresente efecto de muerte), la música cumple con su función de mantener el tono animado y constante. El diseño de audio refuerza esa ambientación de un sistema en decadencia, con pitidos y zumbidos característicos de hardware viejuno.

Una historia algo decepcionante
Aquí es donde MainFrames tropieza. Aunque se nos insinúa un trasfondo interesante, a través de mensajes de correo electrónico entre trabajadores, referencias a la obsolescencia y comentarios sobre la automatización y despidos, estos temas apenas se exploran. El juego coquetea con temas importantes, como la búsqueda de un propósito dentro de un sistema obsoleto, pero se limita a pequeñas migajas narrativas repartidas sin demasiada coherencia.
Ya hemos visto muchos ejemplos que han demostrado que se puede casar jugabilidad exigente con tramas trabajadas y emotivas, pero en este apartado MainFrames se queda a medio camino. Hay potencial, sí, pero falta desarrollo. Una narrativa más consistente habría elevado esta corta experiencia de jugabilidad afilada de buena a inolvidable.

Conclusiones de MainFrames
Se nota que MainFrames es un juego hecho con mucho cariño. Su propuesta plataformera, sus mecánicas únicas y su estética nostálgica lo convierten en una experiencia recomendable para fans del género. No alcanza la excelencia narrativa de otros títulos y es un juego algo corto pero brilla en lo que realmente importa: ser divertido, desafiante y visualmente encantador.
Si te gustan los plataformas de precisión, MainFrames es una inversión segura por apenas 10 euros. Si buscas una experiencia más redonda en todos los frentes, quizá se te quede corto. Aun así, merece la pena darle una oportunidad.
Plataforma analizada: Nintendo Switch
Lo mejor:
- Las mecánicas para saltar entre ventanas e iconos.
- Estética retro cuidadosamente diseñada.
- Accesibilidad bien pensada, con ayudas y múltiples rutas por nivel.
Lo peor:
- Narrativa desaprovechada, con poco desarrollo.
- Algunos picos de dificultad mal equilibrados.
- Problemas de claridad visual en algunos obstáculos y rutas.
78/100
0 comentarios