Karma: The Dark World, una distopía que ya habíamos visto

-
Un mundo distópico alternativo basado en la novela de George Orwell, 1984
-
Un título que imágenes muy potentes pero flaquea en demasiados puntos
-
Stories from Sol: The Gun-Dog, una narrativa aventura clásica por los misterios del espacio
Cuando vi el primer trailer de Karma: The Dark World, no tenía muy claro cuál era su concepto. Un juego en primera persona; al parecer, algún tipo de aventura narrativa con elementos de investigación y puzzles. Lucía bastante bien, muy enigmático, pero esta propuesta de Pollard Studio es engañosa. Tras terminarlo en unas 4 horas, debo decir que Karma no era lo que parecía, y es una pena.
Los juegos de investigación más centrados en el desarrollo de su historia no abundan en este mercado. Tenemos una gran saturación de otros enfoques, centrados en la acción directa, y elaborar un guion se suele dejar bastante de lado. Es por eso que abracé con entusiasmo propuestas como este Karma: The Dark World...al menos en su inicio.
El gran hermano vigila
Se trata de una aventura desarrollada en un mundo distópico alternativo basado muy evidentemente en la novela de George Orwell, 1984. Aquí, la organización Leviathan domina el mundo y controla a sus habitantes con crueldad. La eficiencia no es una elección; los errores no se perdonan. Si no eres un modelo a seguir, eres castigado. Los ciudadanos viven completamente alienados y deben resignarse a los designios del sistema.
Dentro de este universo controlamos al agente Daniel McGobern, que trabaja para la agencia de control de los recuerdos y es capaz de entrar en las mentes de las personas para extraerles información. La trama gira en torno a un incidente provocado por un trabajador: primero investigando el lugar de los hechos y luego pasando al interrogatorio. Los eventos se irán complicando, y hasta ahí puedo leer. En términos narrativos, la historia se nos presenta de forma fragmentada y confusa, lo que busca desconcertar al jugador continuamente de forma deliberada.
Este desconcierto se une a un inicial interés por la fuerza de las imágenes. Se trata de un juego muy evocativo, que se impulsa en la fantasía de los viajes a las retorcidas mentes de sus personajes para ofrecernos entornos perturbadores y delirantes. Pero, una vez se disipa la impresión inicial, lo que queda es una recargada sucesión de eventos provocativos sin demasiada conexión entre ellos, que se desechan muy rápidamente y que sólo sirven para hacer avanzar la partida hasta el siguiente punto. Ocurren muchas cosas que, en el fondo, no son necesarias y empañan los temas centrales del relato. Da la impresión de que han querido abarcar demasiado y, en ocasiones, más no significa mejor.
Buenas ideas, mala ejecución
Aunque los temas están ahí y el potencial es tremendo, en vez de centrarse en ellos, los desarrolladores deciden darle prioridad al efectismo. Es casi como si alguien hubiera decidido coger cinco o seis ingredientes que le gustaban y los hubiera mezclado todos en una batidora, sin preguntarse primero si el resultado va a ser tan agradable como pretendía. Y la respuesta es no.
Más allá de la historia, Karma pretende ser un juego de puzles que reduce a buscar algunas pistas que, la mayoría de las veces, nos va a permitir encontrar una contraseña para abrir cajones o acceder a ordenadores. Son puzles sencillos, nada que no hayamos visto mil veces, y los mejores se reservan para desafíos opcionales que solo ofrecen objetos coleccionables como recompensa. En alguna ocasión se nos presenta un rompecabezas algo más elaborado, pero nada muy novedoso ni original. A esto se le añade otro problema importante: un control tosco y una ejecución en las mecánicas tediosa.
Esto provoca que no sea agradable pasar por sus secciones más centradas en la acción, y es por lo que digo que querían abarcar demasiado, sin centrarse en el punto clave de la propuesta. Tendrían que haber refinado el lado narrativo en vez de incluir combates con jefes o secciones en las que huimos de un enemigo y, por culpa del pésimo control, te atrapan sin remedio.
Incluso en muchas zonas donde el juego enlentece el ritmo para ser más dramático, falla porque es incapaz de transmitir correctamente sus mensajes. No consigue que nos preocupemos por unos personajes que no desarrolla adecuadamente. Utiliza extraños trucos con los que pretende ser simbólico, solo provocando una confusión innecesaria. Yo diría que falla hasta en el empleo de la música, que en varias ocasiones no encaja con lo que vemos en pantalla.
El equipo se esfuerza demasiado por ser original, por copiar a grandes artistas desde Kojima a David Lynch, sin entender muy bien qué hace grandes a sus obras. Simplemente toman un estilo y te lo ofrecen, pero no hay estructura, no hay coherencia. Sí presenta algunos momentos que considero que son muy interesantes; si el juego se hubiese centrado en seguir esa línea, habría dado mejor resultado. Pero prefiere pecar de vistoso y de rompedor en un momento en el que ya no basta con eso, porque ya hemos jugado muchos títulos de esa quinta.
El resultado es un juego que se queda a medio camino, con gran ambición en la teoría, pero poca en la ejecución. En conclusión, Karma: The Dark World es un juego con el potencial de llegar más lejos de lo que ha logrado. Es tedioso de jugar, y su historia no aporta tanto como pretende.
Lo mejor
- Gráficamente ofrece imágenes muy potentes.
- Tiene ideas muy buenas y se tratan temas muy interesantes.
- Los puzles opcionales son bastante desafiantes.
Lo peor
- La historia se diluye demasiado por todo lo que intenta abarcar. No es tan profundo ni original como parece.
- La mayoría de puzles son simples y vagos en su presentación.
- El control del personaje es tremendamente tosco e insatisfactorio.
- Las secciones de acción están muy mal diseñadas.
40/100