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Promise Mascot Agency: la bizarra historia de un yakuza y una agencia de mascotas

Promise Mascot Agency
Periodista. Músico. Padre. Gamer.

En un mundo en el que, por lo general, nos tomamos las historias de los videojuegos demasiado en serio, Promise Mascot Agency no solo toma un camino distinto, sino que se lanza por un precipicio de excentricidad con los brazos abiertos y una sonrisa demente. Y, honestamente, no podríamos estar más agradecidos. Esta delirante propuesta de Kaizen Game Works, el estudio responsable del inolvidable Paradise Killer, mezcla la gestión de recursos y las mecánicas de simulación con una historia que parece sacada de una libreta de garabatos durante un ataque febril de creatividad.

Tras un montón de horas de juego vamos a intentar desmenuzar Promise Mascot Agency en todas sus capas, como si fuera una cebolla del más delirante surrealismo japonés. Desde su historia y jugabilidad, hasta sus personajes, ambientación y banda sonora, hay mucho que contar. Y sí, incluye un dedo amputado gigante con aspecto adorable pero muy malas pulgas, una historia de redención Yakuza y un pueblo misterioso y maldito al borde del colapso... pero vayamos por partes.

Promise Mascot Agency

Una agencia de mascotas en manos de un yakuza

La premisa de Promise Mascot Agency es tan rocambolesca como fascinante: Michi Sugawara, un famoso y letal ex-Yakuza apodado "El Conserje", es exiliado por su familia tras un fallido acuerdo millonario. Tras amputarse un dedo para intentar salvar su honor, consigue esquivar la muerte y acaba siendo enviado a una remota ciudad rural llamada Kaso-Machi, conocida por estar maldita y donde todo Yakuza que pone un pie, muere. Su misión: recuperar la inversión perdida... mediante la gestión de una antigua agencia de mascotas publicitarias. Sí, has leído bien.

Este negocio de "mascotas" no implica personas disfrazadas: las mascotas están vivas, tienen personalidad, traumas, sueños, y en algunos casos, problemas existenciales muy reales. Pinky, por ejemplo, es una mascota con forma de un dedo gigante (posiblemente amputado) con muy mala leche, una fascinante habilidad para proferir palabras malsonantes y que fuma puros. Pinky es una mascota que se encarga del abandonado negocio de la agencia que y se convertirá en el fiel socio de Michi para volver a poner en marcha el negocio.

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A medida que reconstruimos la agencia y reclutamos nuevas mascotas (que andan penando por la ciudad buscándose la vida), vamos desentrañando una historia mayor: una trama de corrupción política a escala local, una maldición ancestral, y un sistema económico criminal del que aún somos parte. La narrativa va escalando desde lo ridículo a lo melancólico sin perder el equilibrio, alternando entre momentos absurdos y otros de verdadera sensibilidad emocional. Todo es delirante y excesivo, pero hasta las mascotas y los yakuzas tienen su corazoncito.

Un simulador de locuras cotidianas

La estructura jugable se basa en dos pilares: la gestión de la agencia y la exploración de la ciudad. El primero nos invita a reclutar, entrenar y enviar mascotas a eventos de todo tipo: desde animar cementerios hasta promocionar tiendas de ropa del centro comercial. Cada mascota tiene estadísticas propias como motivación, resistencia y popularidad, que influyen en su rendimiento y pueden mejorarse con buenas condiciones laborales, descansos o regalos. Podemos explotar un poco a las mascotas, pero si les ofrecemos beneficios sociales y mejoras laborales, rendirán mejor y estarán más preparadas para los peligros de su actividad: quedarse atascadas en una puerta, tropezar con una caja, confundir un paso de baile...

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Y es que los trabajos no siempre van bien. Cuando algo sale mal, y lo hará, se activa una secuencia de rescate que resuelve con un combates con cartas. Cuando nos lanzamos a ayudar a una mascota en apuros podemos usar cartas de héroes (extraños personajes secundarios o habitantes del pueblo) y cartas extra de ayuda para resolver la situación. El sistema de cartas, aunque muy sencillo, introduce un componente estratégico que nos obliga a conocer a fondo nuestras unidades y construir un mazo competente.

La exploración de Kaso-Machi, por otro lado, es sorprendentemente libre y entretenida. Conducimos un kei truck (una furgoneta japonesa adorable y desvencijada) que puede saltar, derrapar y, eventualmente, volar. Podemos explorar a fondo la ciudad y encontrar un montón de actividades extra y obejtros coleccionables mientras gestionamos nuestra agencia de mascotas, encontramos nuevas mascotas para reclutar o nuevos trabajos donde emplearlas. Las actividades secundarias van desde recoger basura hasta buscar santuarios, vandalizar carteles del alcalde, perseguir zorros espirituales, etc. En Kaso-Machi siempre hay algo que hacer.

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Personajes de lo mas excéntrico

El alma del juego está en sus personajes. Cada mascota es un pequeño mundo: Karoushi, una figura fantasmal que simboliza el burnout laboral; Trororo, un gato cubierto de puré de ñame obsesionado con el porno; To-Fu, un bloque de tofu emocionalmente inestable... La variedad es tan deliciosa como desconcertante.

El elenco humano tampoco se queda atrás: una profesora estadounidense que se mudó por su amor al anime, un mecánico que desarrolla mejoras absurdas para nuestro camión, el jefe de una estación de tren sin servicio de trenes y su gata, entre muchos otros.

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Lo más destacable es que estas criaturas no están ahí solo por los chistes malos. Todos tienen arcos narrativos bien definidos, con temáticas bastante profundas como el abuso laboral, la soledad, el abandono o la lucha sindical. Esta mezcla de lo absurdo con lo crudo y real otorga al juego una profundidad inesperada a lo que, a primera vista, parecería solo una comedia grotesca.

Ambientación y diseño visual: belleza decadente

Visualmente, Promise Mascot Agency evoca una mezcla de ruralidad japonesa post-industrial y fantasía cartoon. Kaso-Machi está llena de callejones descuidados, edificios mohosos y zonas encantadas. Cada rincón cuenta una historia, y conforme revitalizamos nuestra cochambroso negocio y la propia ciudad, se nota el cambio físico y simbólico.

Un detalle genial es el filtro retro que imita una televisión CRT, aportando una estética propia de la era Showa, muy en sintonía con el tono nostálgico y decadente del juego. Es un mundo que vive y respira, aunque esté lleno de fantasmas, espíritus y políticos corruptos.

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Un festival para los oídos

La banda sonora, compuesta por el artista Alpha Chrome Yayo, es simplemente sensacional. Pasa del city pop al funk, del synthwave al noise, creando una atmósfera sonora tan versátil como su jugabilidad. Cada pista acompaña perfectamente la acción: conducir de noche, rescatar a un tofu atrapado o enfrentarte a un demonio menor. Todo suena como una escena de película indie ochentera.

El doblaje también es sobresaliente. La interpretación vocal de cada personaje está cuidada al detalle. Destaca la voz del protagonista, interpretada por el actor que da vida a Kazuma Kiryu en la serie Yakuza, así como la del mítico Shuhei Yoshida, ex-ejecutivo de PlayStation, que encarna MonouGe, un pato parlante. Una elección tan surrealista como acertada.

Promise Mascot Agency

Sistema económico: presión y recompensa

El juego nos obliga a gestionar dinero constantemente: pagar facturas, enviar remesas a la matriarca de nuestro clan yakuza, mantener felices a las mascotas y mejorar nuestras instalaciones. Esta economía aporta cierta tensión al desarrollo del juego, que también nos da momentos para relajarnos en preciosos momentos con nuestras mascotas (no elijas la opción de tomar un baño relajante con Tofu, no podrás eliminar esa perturbadora imagen de tu cerebro). No todo es recolectar ítems y dar abrazos: sobrevivir en este pueblo también requiere cálculo frío y gestión económica.

Por fortuna, hay múltiples vías para generar ingresos pasivos, como subcontratar mascotas en otras ciudades o establecer puntos de evento, que generan dinero automáticamente. Una vez que encontramos el equilibrio, la gestión se vuelve fluida y gratificante y el negocio comienza a florecer. Y ya podemos dedicarnos a otras tareas como enterrar cuerpos en el bosque y demás.

Promise Mascot Agency

Conclusiones de Promise Mascot Agency

Promise Mascot Agency es una joya rara, absurda y brillante que captura la esencia de lo mejor del indie japonés. Es difícil compararlo con algo: es una extraña mezcla de novela visual, simulador de negocios, RPG ligero y comedia negra. Es tan inteligente como irreverente, y tan divertido como desconcertante. Por supuesto, no es un juego para todo el mundo, y en occidente muchos van a abandonarlo no entiendo nada de nada en los diez primeros minutos, pero quienes estén dentro de su frecuencia, se encontrarán con una obra irrepetible.

Su historia surrealista, sus personajes inolvidables, un sistema de gestión entretenido y un mundo colorido y lleno de cosas por hacer lo convierten en una de las experiencias indie más originales llegadas desde Japón.

Plataforma analizada: PlayStation 5

Lo mejor

  • Personajes y mascotas con una personalidad arrolladora
  • Sistema de gestión con mecánicas variadas y estratégicas
  • Banda sonora fantástica y ambientación visual única

Lo peor

  • Algunas tareas se vuelven repetitivas enseguida
  • Exploración demasiado guiada sin muchas sorpresas
  • El sistema de cartas es muy sencillo y aporta poco

80/100

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