Diez años sin el inmortal 'Paquito' Fernández Ochoa
El madrileño Francisco Fernández Ochoa, oro en eslalon en los Juegos de 1972, en Sapporo (Japón), sigue siendo, diez años después de su fallecimiento, una figura extraordinaria y atípica, al mantener su condición de único campeón olímpico invernal de toda la historia del deporte español.Adrian R. Huber
El popular 'Paquito' -como se dio a conocer al mundo, tras proclamarse campeón olímpico, a los 21 años- falleció, a causa de un cáncer, el 6 de noviembre de 2006. El domingo se cumplirán diez años de su deceso y, por ese motivo, este sábado Cercedilla (Madrid), donde vivió, le rendirá el primero de una serie de homenajes al mayor de una saga de esquiadores en la que destacó también Blanca Fernández Ochoa, la única otra medallista española en Juegos de Invierno (ganó bronce en los de Albertville'92, Francia).
El mayor éxito del deporte invernal hispano lo logró Paco -nacido justo en el ecuador del pasado siglo y fallecido a los 56 años- el 13 de febrero de 1972 al ganar el eslalon, la prueba técnica por excelencia, en los primeros Juegos de invierno que albergó Asia. Continente en el que, entretanto, se han disputado los de Nagano, asimismo en Japón, en 1998; y en el que dentro de poco más de un año tendrán lugar los de PyeongChang, en Corea del Sur.
Portando el dorsal 2, 'Paquito' sorprendió al mundo entero al ganar en la pista del monte Taine (Taineyama), en la que relegó a la segunda plaza a uno de los más grandes campeones de la historia, el italiano Gustav Thöni, cuyo primo Roland capturó ese día el bronce.
Ese éxito lo convirtió automáticamente en héroe nacional, en una España en la que, a diferencia de la actual, los triunfos deportivos en el ámbito internacional llegaban con cuentagotas. Destacaban los triunfos del ciclista Federico Martín Bahamontes, en el Tour de Francia de 1959; y del tenista Manolo Santana, vencedor de Wimbledon en 1966. El motociclista Ángel Nieto había ganado por aquel entonces tres de sus '12+1' títulos mundiales. Y en deportes de equipo sólo brillaba la Eurocopa de fútbol de 1964, ganada ante la extinta URSS.
El triunfo de 'Paquito' suponía el tercer oro olímpico español de toda la historia, tras el conseguido por Amezola y Villota en pelota vasca (cesta punta) en los Juegos de París 1900 y el de hípica, por equipos, en Amsterdam 1928. Una proeza que el propio interesado describió, en una entrevista con la Agencia EFE que recordaba el vigésimo quinto aniversario de esa gesta deportiva, "como si un austriaco hubiese triunfado en (la plaza de toros de) Las Ventas".
"Se han escrito muchas anécdotas, unas ciertas y otras no. Es verdad que a mi abuela, Leandra, bastante devota, le envié una postal en la que le decía 'tú pon las velas, que yo haré el resto'. Pero es falso que hubiese afirmado que yo era más grande que El Córdobes. Ya quisiera ser más grande que él", dijo en esa entrevista con Efe 'Paquito'. "El recibimiento fue tremendo. La gente se volvió loca. Recuerdo un colegio de monjas con una pancarta que ponía 'Olé tus cojones'. Fue algo inolvidable", recordaba el astro español.
Paco dio la gran sorpresa, pero no ganó por casualidad la prueba de Sapporo, donde mejoró en un segundo y una centésima -casi un 'mundo', en un eslalon- el crono de Gustav Thoeni: oro olímpico de gigante en esos Juegos y quíntuple campeón mundial, gran dominador de esa época, con cuatro victorias finales en la general de la Copa del Mundo (1970-71, 71-72, 72-73 y 74-75).
'Paquito' -formado deportivamente en la Escuela de Esquí de Navacerrada, donde trabajaba su padre, Francisco- que añadió a su brillante palmarés un bronce en el Mundial de St.Moritz (Suiza) en 1974, y un triunfo en la Copa del Mundo, ese año en Zakopane (Polonia), 'arrasó' aquel día en Japón.
Firmó una gesta que en sus compatriotas recuerdan con imágenes de televisión en blanco y negro; y tras la cuál subió ataviado con una típica capa española a recoger un oro que le colgó al pecho Juan Antonio Samaranch, que años después se convertiría en presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).
Apasionado del golf y los toros, a Paco le gustaba mucho el fútbol y era un gran aficionado del Real Madrid, cuyo entonces presidente, Ramón Calderón, fue uno de los muchos que hace diez años lo despidieron en su capilla ardiente, donde destacó por encima de todos el Rey de España, Felipe VI, cuando aún era Príncipe heredero.
Su hermana Blanca, que ganó cuatro pruebas en Copa del Mundo, siguió sus pasos; y, aunque se le escapó un oro olímpico (en gigante y en Calgary'88, Canadá), cerró otra sobresaliente carrera con un bronce en Albertville'92: la segunda -y última- medalla invernal española hasta la fecha.
Blanca, única ganadora española -junto a Paco y las andaluzas Carolina Ruiz (un triunfo) y María José Rienda (seis)- en Copa del Mundo, competición en cuya última apertura, en Soelden (Austria), el mes pasado, España no tuvo representación- también rememoraba, en otra entrevista con Efe, de 2014, la gesta de su hermano mayor:
"Recuerdo que, por la diferencia horaria, la carrera en directo se veía aquí en España como a las cuatro o las cinco de la mañana. Nosotros vivíamos en la Escuela de Esquí, en Navacerrada. Recuerdo a mi padre gritando 'Oro, oro, oro'. Gritaban los profesores de esquí, gritaba todo el mundo. Me desperté y me levanté. Todo el mundo estaba saltando y gritando", afirmaba.
"Luego me acuerdo de cuando él se bajaba del avión y todo el recibimiento que le hicieron al llegar a España. Mi hermano era campeón olímpico, pero en realidad tardé un tiempo en valorar lo que realmente había conseguido. Que fue algo increíble", recordaba Blanca, que de su hermano recuerda que "tenía un talento brutal".
"Hubiese destacado en cualquier otro deporte. También tenía una cabeza privilegiada. Era un poco como (el italiano Alberto) Tomba (triple oro olímpico y doble mundial). Disfrutaba y era muy competitivo. Tenía una ambición tremenda y sentía pasión por el esquí. Pero, sobre todo, lo que tenía era eso: talento y cabeza", explicaba a Efe Blanca Fernández Ochoa sobre su hermano mayor.
A 'Paquito' -hombre visceral, que decía siempre lo que pensaba-, ganador de tantas carreras, le acabó venciendo un cáncer linfático. Una enfermedad que, ni siquiera en sus peores momentos, logró quitarle un sentido del humor casi tan grande como el tamaño de su corazón a un campeón atípico, que este sábado será de nuevo merecidamente homenajeado en Cercedilla: por su gente y por toda la afición deportiva española.