Odegaard vs Silva: fortalezas de dos 'magos' del balón

El 12 de agosto, Martin Odegaard se despedía de la afición de la Real Sociedad. El noruego era reclamado por Zinedine Zidane para volver al Real Madrid, y el conjunto txuri urdin perdía a una pieza muy importante de cara a la próxima temporada. La buena noticia es que la entidad guipuzcoana reaccionó pronto y bien, y el pasado lunes por la noche anunció el fichaje de David Silva para vestir ese dorsal '21' que quedaba libre.

Es mucho lo que el nórdico ha dado a la Real en un año, pero también es cierto que la ilusión y expectación que ha generado la incorporación del futbolista canario hacía tiempo que no se recordaba. La afición confía que en estos dos años por los que ha firmado, David Silva haga olvidar sobre el terreno de juego los buenos momentos que Odegaard ha dejado vistiendo la elástica txuri urdin.

Teniendo en cuenta las cualidades de uno y otro, esta es la comparativa de lo que ha ofrecido el noruego y de lo que puede aportar el de Arguineguin:

Odegaard, bueno en las conducciones y para romper líneas

En la Real Sociedad normalmente ha partido siempre desde el interior, y con mucha participación entre líneas. El noruego es un jugador hábil en espacios reducidos, y cuenta con un gran golpeo desde la frontal, así como capacidad de desborde en conducción con el esférico pegado al pie, y capacidad para lograr  rupturas para sus compañeros que rompan líneas rivales.

Odegaard también se ha mostrado como un jugador importante en las transiciones. En la Real ha ocupado habitualmente la posición de enganche, con la línea más adelantada. Este curso pasado logró anotar cuatro goles y dar seis asistencias en 31 partidos de LaLiga Santander.

David Silva, regate, posesión y pases filtrados

Se trata de un futbolista muy dinámico y con una gran movilidad. Además es rápido en espacios cortos e inteligente en el desmarque. David Silva es capaz de crear regates que parecen imposibles o filtrar un pase al delantero que le dejé de cara a la portería contraria, en una situación ideal para marcar.

El centrocampista es capaz de gestionar una posesión desde su propia salida, así como de ejercer dominio entre líneas. Un jugador hábil, con una magnífica visión de juego y capaz de hacer magia con el balón en los pies. No le 'quema' la pelota cuando dispone de ellas, es más, siempre le gusta conducirla y no se lo piensa si ve oportunidad de disparar desde lejos.