El sueño a contracorriente de Joselito Velázquez

Cinco noches después del San Valentín de este año, en el peor día de su vida, el boxeador mexicano Joselito Velázquez vio en el espejo su hombro dislocado; entonces, sin nada que perder, apostó a vivir a contracorriente el sueño de clasificarse a los Juegos Olímpicos de Río 2016.Gustavo Borges
"Estaba en Londres, en la Serie Mundial, de repente sentí que el hombro derecho se salió de su lugar y supe que mi única oportunidad era apostar a un imposible", asegura a Efe Velázquez, quien vive en estos días un inesperado regreso al equipo olímpico de su país.
La lesión del mexicano es una de las más aviesas del boxeo y muchas veces significa el fin de la carrera de quien la padece, pero Joselito apostó a su causa sin darla por pérdida y hoy es considerado el hombre milagro de la delegación mexicana a Río 2016.
"Las dos primeras semanas fueron de dudas, luego me pusieron una terapeuta que me quitó el dolor, empecé a fortalecerme y recuperé la salud. Otra cosa era subirme al ring y cuando lo hice me sentí fuerte, explosivo", confiesa el joven de 22 años.
El tiempo de convalecencia del pequeño peleador no lo fue tanto. A la par de la terapia hizo trabajo físico con todo su cuerpo menos el hombro, cuidó la alimentación para mantenerse cerca de los 49 kilogramos de peso y actuó como un hombre sano, lo cual le permitió mantenerse entrenado.
"Eso resultó decisivo", reconoce Velázquez, el mejor boxeador aficionado de México en la última década, el único de la historia de su país en ganar dos títulos de Juegos Panamericanos, el último hace un año en Toronto al vencer al cubano Joahnys Argilagos, campeón mundial del 2015.
"En los últimos meses también le gané al ruso Vasili Yegorov, subcampeón del mundo, y a otros de los principales de mi división, así que llegaré a Río confiado en conquistar mi última medalla", dice el púgil, que después de agosto saltará al profesionalismo.
Originario de Cancún, Joselito Velázquez suma 138 victorias y 40 derrotas y llega a los Juegos luego de verse obligado a mantener la forma deportiva por mucho tiempo para asegurar su boleto olímpico en la última oportunidad, este mes en la eliminatoria en Venezuela.
"El camino fue duro, en el Preolímpico de Bakú varios me vieron ganar la semifinal ante el azerbaiyano Rufat Huseynov, sin embargo los jueces le dieron la victoria a él en su país. Me fui a Venezuela y allí me tocó debutar contra el local (Rafael Córdova); ahí sí mi victoria fue clara y la confianza creció", asegura.
En su competencia definitiva el mexicano se impuso unánime a Córdova y en su pelea por el boleto a Río superó 3-0 al doble medallista mundial coreano Jonghun Shin. Con el pase a Río en la bolsa, ganar el oro importaba poco, pero el mexicano no lo creyó así y en la final derrotó, otra vez 3-0, al ecuatoriano Carlos Quipo.
"Pongo lo vivido en una balanza y termino agradecido. Ahora soy más fuerte y en los Juegos Olímpicos me respetarán más", insiste Joselito, quien se entrena en estos días en la montaña "La Malinche", a unos 4.000 metros de altitud en el estado de Tlaxcala.
Es un púgil veloz de piernas y manos, que trabaja bien en la corta distancia y es técnico, pero en Río saldrá a marcar diferencia con al algo más sutil, su carácter, con el que convirtió en cosa hecha su sueño a contracorriente.
"Mi boxeo se benefició con el cambio en la manera de evaluar las peleas, más parecida a las del profesionalismo, ahora toman más en cuenta la contundencia de los golpes y eso se adapta a mi estilo", dice cuando le preguntan cómo se imagina el torneo olímpico.