Los damnificados en las rotaciones de Fran Escribá
Aunque es difícil sacar un once tipo del Real Zaragoza con 12 jornadas a las espaldas, los roles de los jugadores se van definiendo. Siempre con el permiso de las lesiones y de los estados de forma tan importantes en el fútbol.
Fran Escribá ha ido rotando y cambiando los equipos titulares en prácticamente cada jornada, pero hay ciertos jugadores que a pesar de haber contado con sus oportunidades, han resultado damnificados de las rotaciones del valenciano. Sin duda, tres de ellos son jugadores de los que posiblemente se esperaba un mayor protagonismo y encabezan la cola de los futbolistas con menos minutos disputados esta temporada.
Es el caso de Sergi Enrich, Marcos Luna y Santiago Mouriño. El ariete español es el futbolista que menos minutos (90') ha jugado en lo que va de competición. Solo ha sumado una titularidad y los minutos finales de otros seis choques. En sus participaciones ha generado ocasiones, pero no ha llegado a concretar ninguna y lleva más rojas (1) que goles (0) en su andadura con el club aragonés. Además de ser el tercer delantero por detrás de Azón y Bakis, el balear se ha visto adelantado por jugadores a los que Escribá ha decidido reubicar para jugar en la punta de ataque como Víctor Mollejo, Manu Vallejo o Maikel Mesa.
Por su parte, Marcos Luna está teniendo menos presencia de la esperada -solo ha gozado de 169 minutos-. El zaragozano estuvo varios meses parado tras sufrir una lesión en marzo y su vuelta ha estado condicionada por el nivel de Fran Gámez y la irrupción de Andrés Borge. En el caso de Mouriño, la alta competencia en su puesto le ha conducido a ser el central con menos tiempo acumulado (258') en sus piernas en las 12 jornadas de liga.
Otros futbolistas con poco protagonismo
Lluís López y Víctor Mollejo tampoco han superado los 300 minutos de juego, pero sus situaciones son diferentes. La presencia del central catalán en el inicio fue inédita y en los úlitmos choque ha conseguido dar la vuelta a la situación, mientras que el atacante madrileño suele ser uno de los cambios más repetidos del valenciano.