Dos pepitas de oro del Athletic en el Benito Villamarín
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La alineación y disposición del Athletic en Sevilla sorprendió
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El balón parado fue un recurso impagable para los de Valverde
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El balón parado da vida, con Aitor Paredes y Oihan Sancet, al ataque del Athletic
Al-Andalus'. Guadalquivir. Y, sin embargo, a la hora de escoger el nombre, se decantaron por el "Betis" romano. Río crecido. Corriente veloz. Luego de la tralla europea del jueves, Ernesto Valverde pensó que era cosa buena guardar la ropa para poder nadar con ligereza. El Athletic Club, sin embargo, desubicado, falto de coordinación, presa de los desajustes, sufría horrores cuando el Real Betis lo encaraba en velocidad.
Desbordes por ambas bandas, en especial por la de Lekue, superado por Antony, regalo del 'United' para alegría de Pellegrini. Avalanchas béticas. Balones filtrados y a la espalda que dejaban en evidencia hasta al 'teniente' Vivían, que no disponía de sus soldados de confianza.
A río revuelto, ganancia bética por el flanco derecho. Demasiado liberado el extremo a la hora del disparo. Desatendido, Isco, que marcó a placer luego de haber fusilado por la espalda a toda la defensa. No pintaba bien. A mi cabeza vino aquel [5-1] de la primera de las dos ligas de Javier Clemente que le forzó a José Mari Mujika a escribir en 'la Gaceta' 'Carta a un león herido': "No olvidéis que el mayor error es sucumbir al abatimiento"...
Se cuidaban de la crecida del [río] Betis, sin embargo, los de Txingurri. Y hasta, contracorriente, rompían líneas con pases verticales y profundos que colocaban al equipo en condiciones de dañar por parte de Oihan Sancet, Unai Gómez y, sobre todo, Alex Berenguer, contorsionista, funambulista, capaz de hacer diabluras con la elasticidad de su cuerpo mientras maneja de lujo la pelota.
Los córneres como fábrica de puntos del Athletic
Acude a la esquina donde levantó en su día la tienda de campaña. Córner. Delicioso toque, como el del 'Gato con Botas'. Le vale tanto para el gol olímpico como para encajar el cuero en la escuadra corta, la que Aitor Paredes ataca para colocar su testa contra los guantes de Adrián. Busca la cámara el central de Arrigorriaga. Se detiene y grita: ¡Vamooos!...
Se repente, lo inesperado. Desde muy lejos, con su 'derecha mala', Perraud, que es lo mismo que 'Perrault' con una letra cambiada y otra de regalo. El recopilador de leyendas; el cuentista 'fabuloso'. Armado está con la manzana de la bruja, con el huso de la rueca.
Pinchazo. No se sabe si del balón o de los guantes de Unai Simón, que se sume en un sueño aparente. Cuando despierta y ve la pelota enredada en la red, o sea, al final, se hace cargo del destino que le esperaba al esférico cuando partió de las manos de Adrián, su portero oponente. ¡Qué gol más extraño!...
Perraud y Perrault. Romain y Charles. Dos franceses en la trama de este cuento, de esta fábula en la que los leones dispondrán de la última palabra en busca de un final feliz. En la reanudación. Descatalogado 'El portero durmiente'. Debería leerlo Txingurri para concluir que no existe beneficio en el baile de la portería.
Y sí perjuicio para Dani Vivian luego de sufrir la agresión de Bakambu. Se inhibe Juan Martínez Munuera, un árbitro que estaba bordando su trabajo con la misma aguja que fue utilizada cual arma dormidera para el sueño del arquero nacido a los pies de 'Ama Gorbeia', 'Gorbeia Ama' de Gontzal Mendibil.
Berenguer, fiel a su cita en el córner, en la esquina donde, sobre un cuarto de círculo, Tebas ordenó que se colocara un felpudo con el escudo del Athletic en el que rezara "Izan untsa, Alex; ondo etorria zure etxera". Sujeto de la espera y el deseo. 'Gato con Botas'.
Este cuento es el tiro que a Perraud le terminará saliendo por la culata. 'Gran Torino'. El coche fantástico como herencia para Oihan. Legado para el que imparte justicia en la indómita selva donde el león, a veces, sale mal parado, caso de Djaló, el pequeño Álvaro, que abandonará con ganas de lágrimas el 'Villamarín' de Don 'Benito'
'On fire, Alex; 'sutan', Berenguer jauna. A vuelta de página, convertirá en agua de borrajas el champán que Romain Perraud había mandado enfriar para brindar, 'txin... txin', en el vestuario con sus compañeros. Vuela bajo el envío del 'Principito del Athletic'.
Da la impresión de que el jugador y la pelota son espíritu y materia, uña y carne, amo y zorro domesticado que se planta en los dominios del selvático animal que el 'flaco' de la 'Popu'. "Vamos, remátame", le sugiere a ciegas el esférico, dotado de la misma vida que se gasta Alex Berenguer, del que me gusto hasta un enamoramiento confesable.
A rio [Betis] revuelto, ya se dijo, ganancia de cabeceadores. Seguirá nadando el Athletic. Se sabe del tiempo, cerca de media hora, pero no de la distancia. Cuando el reloj no quiere correr, donde todo parece más lejano que las apariencias. Ernesto Valverde, entrenador que dirige y ordena, utillero que guarda la ropa.
En su pequeño cofre de los tesoros, dos pepitas de oro luego del cribado con la batea. Un grupo de leones que, febriles, regresaron al 'Botxo' con un empate de lujo. Oro molido luego de nadar y nadar en el Guadalquivir, el 'Betis' romano del Benito Villamarín.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista