Estos son los problemas de los coches eléctricos, y no tienen que ver con la batería

Durante muchos años, comprar un coche era una decisión sencilla: gasolina o diésel. Todo giraba en torno al consumo y al mantenimiento. Hoy, sin embargo, el panorama ha cambiado por completo. Ahora puedes elegir entre híbridos, híbridos enchufables, eléctricos puros y hasta versiones de gas. Entre ellos, los coches eléctricos han ganado terreno gracias a su imagen de tecnología limpia, moderna y, sobre todo, fiable.

Una de las razones de esta reputación es que tienen menos piezas móviles. Te han contado que eso significa menos posibilidades de avería. También te han dicho que, si algo llega a fallar, será la batería, pero no te preocupes: el fabricante la cubre con una garantía extensa. Algunas marcas, como KIA, dan tantos años o kilómetros porque están convencidas de que la batería no fallará. Y en general, eso es verdad.

Las averías más frecuentes en los coches eléctricos pueden ser muy costosas

Sin embargo, hay un componente esencial en todo coche eléctrico que no tiene ese nivel de cobertura ni esa fama de indestructible: el motor eléctrico. Es cierto que el mantenimiento general es más económico, pero eso no significa que no haya averías. Y cuando se dan, el coste puede ser sorprendentemente alto.

Los motores eléctricos operan a altos voltajes, normalmente por encima de 600 voltios. Generan mucho calor. Este calor puede afectar a componentes como los cojinetes, las escobillas o incluso al aislamiento de los cables. Si un cojinete se desgasta, el motor puede comenzar a hacer ruidos extraños, emitir traqueteos o incluso perder potencia. Y sustituirlo no es barato: el coste puede igualar al de una reparación seria en un coche diésel, como un sistema de inyección. Es decir, entre 4.000 y 8.000 euros.

Pero hay más. Otro componente crítico que puede fallar es el inversor. Este aparato transforma la corriente de la batería para alimentar el motor. Si se estropea, el coche entra en modo de protección. No arranca. No se puede reparar: hay que sustituirlo por completo. ¿El precio? Entre 1.000 y 4.000 euros, y eso si tienes suerte. No muchos usuarios saben esto antes de comprar.

También puede fallar el eje del rotor, especialmente si el coche ha sufrido un golpe fuerte o un accidente. Si se desequilibra, provoca desgaste acelerado de los rodamientos y pérdida de eficiencia. El resultado: tirones al conducir, vibraciones y un comportamiento similar a una avería en un motor térmico. El coste de reparación, una vez más, es elevado.

Y no olvidemos que, aunque no hay cambios de aceite regulares como en un coche de combustión, los eléctricos también requieren revisiones técnicas periódicas, cambio de líquidos refrigerantes, filtros de habitáculo, y atención a sistemas como frenos regenerativos o dirección asistida eléctrica. Menos mantenimiento no significa ausencia de mantenimiento.