La muralla rojiblanca improvisada que resistió en Oporto
La prueba del ADN del Atlético de Madrid salió de nuevo positiva en un partido clave, el disputado en Oporto a todo o nada en la Champions. Si alguien hubiera asegurado hace poco que una defensa compuesta por Llorente y Hermoso en los laterales y por Vrsaljko y Kondogbia en el eje central habría salido indemne de Oporto lo habríamos tomado por loco.
Pero así fue. El Atlético de Madrid de Simeone es puro gen competivivo, puro espíritu de equipo y pura fantasía por la defensa colectiva. Todo eso salió a relucir en Do Dragao, donde el equipo rojiblanco sólo recibió un gol, ya inservible, en el 96' y de penalti.
La solución de Kondogbia como central y el desplazamiento de Hermoso al lateral zurdo (lo de Llorente en el diestro empieza a ser costumbre) fue otra exhibición de Simeone. El técnico no dudó en impregnar de confianza su discurso previo al choque, eludiendo las excusas y quejas por las lesiones. Su Atlético tiene unos principios innegociables, juegue quien juegue.