El problema que puede arruinar la estrategia de Nissan con un modelo clave

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Nissan había preparado un coche con todos los ingredientes para el éxito, pero un problema externo puede convertirlo en fracaso
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El futuro del Nissan Qashqai pasa por convertirse en un eléctrico
En el mundo del motor (y en la vida en general), los errores de planificación pueden costar muy caros. Y eso es justo lo que amenaza a Nissan en un momento clave de su historia. La marca japonesa no atraviesa su mejor situación económica y el futuro de uno de sus modelos más importantes podría complicarse antes incluso de llegar a los concesionarios.
El protagonista de esta historia es el nuevo Nissan LEAF, un coche que ya no se conforma con ser “otro eléctrico” dentro del catálogo. Ahora apuesta por un formato de SUV coupé, mucho más atractivo para el público, y presume de un interior repleto de tecnología de última generación. En la teoría, parece la receta perfecta.

Este Nissan va sobrado de argumentos para convencer
Y los números lo respaldan. El LEAF S+ equipa una batería de 75 kWh, suficiente para recorrer casi 500 kilómetros por carga. A eso se suma un precio muy competitivo: menos de 30.000 euros en el mercado estadounidense. Con estos argumentos, estaba destinado a ser el eléctrico de referencia para quienes buscan calidad sin arruinarse.
El problema no está en el coche, sino en lo que lo hace funcionar. Su proveedor de baterías, la empresa AESC, no consigue fabricar suficientes unidades. Sin esas piezas clave, la producción del nuevo LEAF en la planta de Tochigi (Japón) se ha reducido drásticamente. Miles de coches han dejado de salir cada mes.

El lanzamiento del nuevo LEAF, bajo amenaza de retraso
Esta crisis de suministro amenaza con retrasar la llegada del modelo a los concesionarios de Japón y Estados Unidos hasta 2026. Justo lo contrario de lo que Nissan necesitaba, ya que el LEAF estaba pensado como un pilar para relanzar sus ventas y reforzar su imagen en el mercado eléctrico.
El golpe es aún más duro en Estados Unidos, donde la estrategia pasaba por ofrecer el eléctrico más barato del mercado. Cada mes de retraso es un mes que sus rivales, desde Tesla hasta las marcas chinas emergentes, aprovechan para ganar terreno.