Óscar Cano incide en un déficit del Dépor: focaliza su entrenamiento para superar el problema fuera de casa

El Deportivo regresó esta mañana a los entrenamientos en Abegondo tras dos días de descanso a la plantilla después de la victoria ante el Mérida en Riazor. En el horizonte, la visita a la UD Sanse de un exjugador: Rafa de Vicente, que recuerda con cariño su paso por Riazor. Los resultados en las últimas semanas han sido positivos y en A Coruña se respira optimismo con poder asaltar el liderato. De hecho, Lucas Pérez cree se tiene que dar un paso al frente fuera de casa, tal y como comentó esta mañana tras recibir el premio al jugador del mes de enero.

La diferencia de actuar en Riazor (27 puntos) a hacerlo fuera (15) es notoria. En su feudo el cuadro herculino es otro: más dominador, seguro, valiente y atrevido; mientras que fuera vemos una cara algo desnaturalizada. Sin el control que se le presupone al equipo y con más problemas para generar el volumen de ocasiones que pueden lograr como local.

En esto ha estado trabajando el técnico nazarí por la mañana en Abegondo. Con un Deportivo casi al completo. Solo Raúl Carnero, que continúa su puesta a punto individual, se ejercitó al margen, aunque ya completó la parte suave del entrenamiento. Todos a disposición de Óscar Cano, obligado a hacer a un cambio ante la baja por sanción de Rubén Díez. Además, Dani Barcia se unió al grupo.

Óscar Cano focalizó el entrenamiento del Deportivo en dos aspectos fundamentales para ganar fuera de casa

Activación, rondos, un trabajo condicionante en 11 contra 11 y fútbol a espacio reducido fue lo que trabajó esta mañana Óscar Cano en Abegondo. Eso en lo sumo, pero en lo micro fue algo más allá. Al técnico nazarí se le vio trabajando dos aspectos básicos del juego y que son importantes fuera de casa.

Por una parte, la llegada exterior. Tanto la propia como la defensa de la ajena. Por eso su 11v11 de esta mañana se realizaba con un condicionante. Los laterales a pie natural y los posibles extremos ejercían de comodines exteriores y, sin oposición, buscaban cargar el área. En el Nuevo Matapiñonera será importante por el contexto que se encontrará el equipo de Óscar Cano.

Además, el entrenador deportivista focalizó parte del ejercicio en los balones sueltos e incidió en que "no nos maten" con ese tipo de acciones. Por eso, cada reinicio se hacía desde el propio Cano, que entregaba o lanzaba el esférico y provocaba la activación de la presión sobre un foco concreto y no sobre el inicio desde la portería rival. Un ejercicio para trabajar los balones suelos, la segunda jugada (así obligaba a desplazar en ocasiones a los cancerberos, sobre todo para buscar a Arturo y probarle) o perfeccionar la activación tras pérdida y la presión.