Asocian la contaminación del aire durante el embarazo con una maduración cerebral más lenta del bebé

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Los científicos han analizado el grado de maduración del cerebro del bebé antes de cumplir un mes
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El impacto negativo de la contaminación atmosférica en nuestra salud es algo más que evidente. Se sabe que está detrás de un gran número de ingresos hospitalarios, que acelera el deterioro cognitivo y aumenta el riesgo de infarto, que podría ser la causa de una parte de los cánceres de pulmón...
La novedad es que a esta larga lista se ha añadido recientemente un nuevo hallazgo, pues un estudio ha comprobado que la contaminación del aire durante el embarazo se asocia con una maduración cerebral más lenta en los bebés.
La investigación, publicada en la revista Environment International, es una colaboración entre investigadores del Hospital del Mar, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) -centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”- y del área de Epidemiología y Salud Pública del CIBER (CIBERESP).
Un estudio pionero
Se trata del primer trabajo que ha analizado el desarrollo cerebral en el primer mes de vida, teniendo en cuenta la mielinización -un proceso clave en la maduración del cerebro-, según ha apuntado el Hospital del Mar. Se trata de una fase en la que la mielina recubre las conexiones neuronales y las hace eficientes para la transmisión de información.
Los bebés de madres expuestas a niveles más altos de partículas finas en suspensión durante el embarazo muestran una mielinización más lenta en esta etapa tan temprana de la vida, lo que puede ser perjudicial para el niño.
Ahora bien, aún queda por determinar si el efecto observado en este estudio tendrá consecuencias negativas en las capacidades de los niños.

Cómo se llevó a cabo la investigación
Para llevar a cabo el estudio se reclutaron mujeres embarazadas en seguimiento en el Hospital Clínic de Barcelona, el Hospital de Sant Pau y el Hospital Sant Joan de Déu.
Los investigadores monitorizaron los niveles de contaminantes atmosféricos a los que estaban expuestas durante la gestación y, después del parto, se seleccionaron 132 bebés.
A estos neonatos se les realizó una resonancia magnética antes de cumplir el primer mes de vida para observar el grado de maduración cerebral según sus niveles de mielinización.
Los resultados muestran una correlación clara entre una mayor exposición materna a PM2.5 -partículas diminutas de 2,5 micras de diámetro en aire contaminado- durante el embarazo y una menor mielinización en el cerebro de los bebés.
La contaminación analizada incluye esas partículas diminutas, unas treinta veces más finas que un cabello humano, y que están formadas por elementos nocivos derivados del proceso de combustión y compuestos orgánicos tóxicos, pero también por elementos esenciales para el desarrollo cerebral, como el hierro, el cobre o el zinc. Por ello, todavía es necesario investigar cómo afecta cada uno de estos componentes al desarrollo del cerebro de los bebés.
Los investigadores han resaltado que el estudio se hizo en Barcelona con la zona de bajas emisiones ya en vigor, así que reclaman seguir avanzando en los planes para descontaminar las ciudades.