Un pediatra, experto en sueño, detalla qué luces utilizar y cómo disponer el dormitorio para que los niños duerman mejor
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Cada vez son más los estudios que evidencian la importancia de dormir bien, así como los problemas de salud que provoca el no hacerlo. Los bebés y los niños son los que más horas necesitan dormir, cifra que va disminuyendo con la edad, y las condiciones del dormitorio influyen en el descanso más de lo que pensamos.
Por ello, el doctor Gonzalo Pin Arboledas, pediatra coordinador del grupo de sueño y cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, da una serie de recomendaciones para que los bebés, niños y niñas concilien mejor el sueño.
Por qué la luz es tan importante en el sueño
La luz es una de las cuestiones que prioriza el profesional. En primer lugar, porque "el cerebro regula el sueño con las señales de luz y oscuridad y la azul o blanca reduce la melatonina natural" y, en segundo lugar, porque "los niños son mucho más sensibles que los adultos".
Al mismo tiempo que la luz azul o blanca brillante -como la de las pantallas o las luces LED frías- influye negativamente en la rutinas nocturnas, la luz cálida, roja o ámbar son un punto a favor, pues ayudan a producir melatonina, a relajarse y a conciliar el sueño, enumera el Dr. Pin Arboledas.
Oscuridad total entre los 0-6 meses
Durante los primeros meses de vida, entre los 0 y los 6, "lo ideal es la oscuridad total" y en caso de necesitar luz, que esta sea "cálida tenue" y que nunca apunte de forma directa al bebé.
Luz roja o ámbar entre los 6-18 meses
Entre los 6 y los 18 meses, el facultativo recomienda "luz roja o ámbar suave y lo más tenue posible solo si hay miedo", pues hay "muchos bebés que duermen mejor sin luz", aclara el mismo.
Mantenerla ante miedos nocturnos
Esta recomendación puede dilatarse hasta los 6 años, siempre y cuando haya miedos nocturnos y el objetivo sea "seguridad sin alterar el sueño". Además, la intensidad de la luz debe reducirse gradualmente "hasta eliminarla".
Cómo colocar la habitación de los más pequeños
La disposición de la habitación también es importante. Los ideal es que tenga dos zonas diferenciadas: una de descanso, en la que el pediatra recomienda apostar por "cortinas opacas", luces de aparatos cubiertas y la "cama lejos de la ventana", y otra zona de estudio, cerca de la ventana para que tenga luz natural y "que no vea la cama desde el escritorio para que así separe descanso y concentración".
Colores que ayudan o empeoran el descanso
En esta misma línea, el color de la habitación puede ayudar, siempre y cuando sea azul cielo -calma y sueño-, verde -equilibrio-, rosa claro -ternura- o blanco -armonía y amplitud-, o perjudicar si es rojo o naranja porque "estimulan demasiado y pueden generar nerviosismo o dificultad para dormir".
Cuándo acudir al pediatra por problemas de sueño
Si a pesar de aplicar esta serie de recomendaciones, los problemas para conciliar el sueño "persisten más de dos o tres semanas", "hay cambios bruscos en el sueño" o "el descanso afecta su desarrollo o comportamiento", el Dr. Pin Arboledas concluye que es momento de acudir al pediatra.