Veinticinco años del último grito de Maradona y el comienzo del largo lamento
Hernán Bahos Ruiz,Río de Janeiro, 21 jun (EFE).- El grito rabioso fue como la firma del artista que bordó su obra de arte con el pie izquierdo.,La historia dirá que otros aportaron a la concepción del bello cuadro: Abel Balbo, Fernando Redondo, Claudio Caniggia...,Pero pasados 9.131 días o mejor, 25 años después, la escena derivada del último gol de Diego Maradona con la selección argentina adquiere un valor superlativo, si se compara con las pobres exposiciones que desde entonces ha tenido la A
Hernán Bahos Ruiz
Río de Janeiro, 21 jun .- El grito rabioso fue como la firma del artista que bordó su obra de arte con el pie izquierdo.
La historia dirá que otros aportaron a la concepción del bello cuadro: Abel Balbo, Fernando Redondo, Claudio Caniggia...
Pero pasados 9.131 días o mejor, 25 años después, la escena derivada del último gol de Diego Maradona con la selección argentina adquiere un valor superlativo, si se compara con las pobres exposiciones que desde entonces ha tenido la Albiceleste a pesar del surgimiento en 2005 de otro genio, Lionel Messi.
El Foxboro Stadium de Boston fue el palco y 54.456 espectadores fueron testigos aquél 21 de junio de 1994 del debut abrumador de Argentina con una goleada por 4-0 a Grecia.
A pesar del triplete de Gabriel Batistuta ese día, el protagonismo lo acaparó Maradona, que volvía a la Albiceleste tras cumplir una suspensión de 15 meses por uso de cocaína.
Tuvo que correr contra el tiempo en busca de la forma física para atender el llamado del entrenador Alfio Basile pues la clasificación argentina al Mundial de Estados Unidos se dio por la vía de una apretada repesca frente a Australia.
El Diez venía de jugar tres mundiales: 1982, 1986 que lo consagró como líder del título, y 1990 que dejó el sinsabor de perder la final.
La exhibición abrumadora de los pupilos de Basile y el golazo de Maradona al ángulo de la portería Antonios Minou parecían suficientes para considerar primera candidata al título a Argentina, que un año antes había conquistado la Copa América de 1993.
Como una maldición que se encadena, 1993 fue el año del último título de la Albiceleste y Estados Unidos'94 la última exposición de Maradona.
Cuatro días después de marcar a Grecia el gol 34 con la Albiceleste, Maradona jugó su partido 91 con la Albiceleste, que venció por 2-1 a Nigeria.
Tras el pitido final, de la mano de una enfermera el Diez salió para someterse a un examen de orina que le condenó por positivo de efedrina, una sustancia prohibida usada para adelgazar.
Sin Maradona no hubo más vida en ese verano de 1994. Tras su exclusión del Mundial los de Basile cayeron por 2-0 ante Bulgaria y Rumania se encargó de enviarlos a casa con un 3-2 en octavos de final.
Veinticinco años D.M. (Después de Maradona), la Albiceleste ha coleccionado más sinsabores que alegrías, a pesar de la incursión de Lionel Messi y su presencia en las copas del mundo de 2006, 2010, 2014 y 2018.
La alegría rozó hace 5 años durante el Mundial de Brasil, pero no fue completa pues Messi nada pudo hacer para evitar la victoria de Alemania en la final.
Salvo esta campaña, la Albiceleste quedó por fuera del cuadro de honor de las citas de Francia'98, Corea del Sur y Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Rusia 2018.
El 4 de julio se cumplirán 25 años, 11 meses y 17 días del último título conquistado por Argentina en Copa América.
Fue en la edición de Ecuador'93 y desde entonces la selección quedó borrada de los cuadros de semifinalistas en 1995, 1997, 1999, 2001.
La versión de 2004 disputada en Perú y la de 2007 que acogió Venezuela las perdió ante Brasil.
Tras un decepcionante torneo jugado en 2011 en casa, pues fue eliminada en cuartos de final, Argentina debió soportar dos sucesivas derrotas en finales con Chile, en 2015 y 2016.
La Copa América de 2019 tampoco ha comenzado con buenos pronósticos para Messi y compañía. Incluso el exgoleador Mario Kempes ha pedido este viernes preservar al astro del Barcelona con un descanso.
Una propuesta que puede evaluarse también como antídoto contra la 'Messidependencia', o una fórmula para abrir el camino a otros artistas que borden nuevas obras.