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Athletic Club: desigualdad de género
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Athletic Club: desigualdad de género

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Kuitxi

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11 de febrero de 2018. Domingo. Tras la jornada 23ª de la ´Liga Santander´, y la 19ª de la femenina ´Iberdrola´, habiendo sufrido, sobremanera, en la tarde-noche del viernes en San Mamés, y disfrutado, gozado tanto, en la sesión dominical del mediodía día de Lezama,

uno, tratando de hacer justicia, o tan sólo por poner las cosas en su sitio, y lo meritorio, en valor, siente la imperiosa necesidad de hacer una comparativa entre los dos lados, masculino y femenino, de ese único corpus, mítico y sagrado, que, a dos años de que se alcanzara el siglo XX, de seguido a ser creado, se le bautizó como Athletic Club de Bilbao...  Hace unos meses, un acto pecaminoso fue cometido ante mis ojos, revelado de palabra a mis oídos, por un hombre que no sabía que, a mi parecer, mortalmente pecaba. El tema a debate era el Athletic femenino. La cuestión, en esencia: el fútbol que las chicas de Joseba Agirre eran capaces de plasmar en el mimado tapete de uno de los campos de Lezama, ese mismo que comparten con el Bilbao Athletic que dirige Gaizka Garitano.

Y sucedió que, mientras yo ensalzaba hasta el extremo la calidad de las leonas, su finura, su estilismo, su inteligencia, el trato exquisito que le dan al balón, la maneras majestuosas de las que se sirven a la hora se deslizarse sobre el verde, mi compañero, que pecaba gravemente y él no lo sabía, despachaba la polémica como el que de la solapa de su chaqueta, con un clinex, cree liberarse del excremento de un gorrión al que le dio por defecar en vertical desde el canalón del tejado que nos quedaba arriba como anticipo del cielo: “No me interesa el fútbol femenino”.  Intuyendo un ataque de machismo, le repliqué: ¿Porque son mujeres?, “No, porque a mí me gusta el fútbol, el de verdad, el bueno, y el que practican las mujeres está a años luz del que para mí sería soportable”. Será que no has visto los partidos suficientes como para tener una opinión fundamentada, “No me interesa”, ¿El qué?... y el diálogo se fue al garete, un silencio como si en verdad se hubiera alejado de mí gritando, ¡Sólo hay un fútbol, y es el masculino! Me dio pena. O, dicho de otro modo: dar continuidad a aquel debate no merecía la pena: Joseba Agirre: ¡perdónalo... porque no sabe lo que decía!...  La temporada 2017-2018 se ha hecho mayor. Ha crecido lo suficiente como para que toda aquella persona que entienda y asuma que el Athletic es ´bisexual´, y no se rasgue las vestiduras por equiparar a leones y leonas, tenga la valentía suficiente como para defender en las tertulias y escribir en las redes que entre la manera de entender el juego que tienen ´los de Cuco Ziganda´ y ´las de Joseba Agirre´ hay un muro más alto que la torre de Babel, de tal modo que, tengo para mí, ni la onírica escalera de Jacob reuniría lo escalones suficientes como para alcanzar lo más alto y poder así saltar a ese Paraíso en el que el fútbol es un juego maravilloso que, por ser angelical, no sabe de sexos.
  En boca de todos, en pluma de tantos, está el Athletic y su fútbol calamitoso. El que practican los leones. Y ya no diré ´los de Ziganda´, porque, sabido es, antes de él estaba Josu Urrutia, su superior por su condición de presidente, su amigo porque tantas temporadas desnudos los dos juntos al habitar un mismo Paraíso es como ese vínculo del que antaño se decía: “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.  El Athletic, para el creyente de San Mamés, es un Paraíso: ¡el Cielo estaba en la Tierra cuando los leones encandilaban a la diosa Europa dirigidos por la suprema inteligencia de un entrenador de otro mundo llamado Marcelo Bielsa! Nadie creía. Sobre todo luego del ´Bienio Negro´, aquella plaga, aquella peste que a punto estuvo de enviarnos a todos al ´inframundo´. Mientras el ´Loco´ ejercía de tal, todos llorábamos de emoción viendo  éste, ése, aquel fútbol de fantasía que fue calificado como el más virtuoso del viejo continente. Cayó en desgracia Marcelo en su segundo mandato. Se acabó su encanto. Después de tanta gloria regalada, por muy pocos fue llorado.  Y en eso  llegó, retornó,  regresó a su casa de Lezama el hijo pródigo que era Valverde. Regocijo en la familia del Athletic. Como en la parábola evangélica, para él, para el ´buen Ernesto´, fue la  túnica de lino más preciada, el cordero más tierno y jugoso, que no fuera por dispendios, lo tuvimos entre nosotros y marchó, se prodigó en clubes ajenos, se dice que triunfó, que, cómo no, también tuvo sus peleas con los puercos a la hora de disputarles las bellotas, normal, cuando el hambre aprieta nadie quiere morir de inanición.    Cuatro años. No va más, le dijo al ´Padre´, Marcho, Volverás, le fue preguntado, silencio, claro, lo que tocaba, Para qué preguntar cuando la respuesta no se espera... Había en la tierra del Athletic un hombre bueno, siervo fiel que se encargaba de cultivar a fin de que a nadie le faltara el alimento. Fijó su vista el ´sumo hacedor´ en su figura, Quieres, pregunta, él entendió, no tenía palabras,y fue así que, a falta de verbo, no pudo hacer otra cosa que no fuera firmar, contrato, Yo te tomo a ti, Tú me tomas a mí, En lo bueno y en lo malo, Sí, Y tú, Yo, también. Contrato ´leonino´. Por lo de león. Pero, lo que aquí se quiere traer a colación, también porque aquella firma era inducida por ese placer, perverso en creer, que uno, por el hecho de ser, de ser tanto, cree que es capaz de conseguir poder merecerlo todo...
  Meses después, y aunque la confesión nunca llegue, uno cree que Ziganda se equivocó al aceptar la propuesta que Urrutia le hacía para convertirse en el entrenador del primer equipo del Athletic. Y no porque la realidad sea la que es, sino porque,  mediando el Athletic, uno gana más sintiéndose eternamente enamorado que contrayendo nupcias con ese ser que tanto ama y venera... pero que, así que las cosas se tuerzan, el anillo anular que en grandiosa ceremonia fue encajado podría ser retirado de ese dedo  que tan triste habrá de quedarse al no sentir el contacto del mágico metal...  Mientras, a la par que las páginas de los periódicos se atiborran de noticias catastróficas y luctuosas editoriales, ambas  suertes del periodismo unidas de manera irremisible al Athletic de los leones, hay una espacio, enorme, una tierra de promisión de la que nadie quiere hablar. Y es que la sabana, siendo inmensa, tanto da para leones como para leonas. “Las leonas, al poder”, ´Doctor Deseo´, disco, canción, deseo cumplido, y es que el Athletic, siendo él y ella, es capaz, al mismo tiempo, de lo mejor y de lo peor.
Del deprimente fútbol de los hombres como de ese otro, fascinante, que, para que los ´cobardes tomen ejemplo´, en el mediodía del 11 de febrero, a partir de las 13:00, en ese mismo campo en el que ayer, domingo 10, el Bilbao Athletic de Gaizka Garitano le dio sopas con honda al poderoso Mirandés, la persona que así lo ha querido ha podido disfrutar. Athletic versus Atlético. Futbol femenino. Las leonas de Agirre contra las colchoneras de Villacampa...
  Luego de una primera parte condicionada por un gol traicionero y un segundo magistral, ambos en contra, a la vuelta de vestuarios, y con el toque mágico de Joseba sobre la cabeza de Lucía Córdoba, que suplía a Zirauki, escorada la ex del Oviedo a la banda izquierda con una vocación escandalosamente ofensiva, ´el Athletic de Agirre´, el femenino, ese tan denostado por aquel contertulio para el que el fútbol que practican las mujeres ni es fútbol ni nada comparable a ese otro que practican los hombres, el Athletic femenino, las leonas han asumido que, en época de vacas flacas de sus compañeros leones, les toca a ellas asumir el poder.   Lucía, un vendaval por la izquierda, asistió a Nekane para que la de Barakaldo fusilara en boca de gol. Maite Oroz erró desde los once metros. Erika Vázquez, en cambio, desde la frontal, mostró al mundo, incluso a ese mundo tan ciego que no quiere ver, que, a la hora de tocar el balón para que, subiendo, salve la barrera, y, bajando, bese las mallas tras superar la línea de gol por la escuadra, demostró al mundo, se decía, que, sin que medie exageración, es más virtuosa que el mismísimo Messi a la hora de lanzar ´faltas directas´ desde la frontal. Lucía, Oroz, Nekane, Erika y compañía...   El Athletic goza de muy buena salud. Y juega como los ángeles. Nunca mejor dicho. Porque el Athletic, así como los querubes... ¡no tiene sexo!
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Periodista y exfutbolista

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