El camino en Champions potenciará la opción de Copa para el Athletic

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En la nueva temporada la Copa adelantará a la Champions
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El balance de la pasada temporada del Athletic es sencillo: un temporadón
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Con la distancia de estar ya en junio, si quieren que les haga un resumen sucinto de lo que ha sido la temporada del Athletic Club es sencillo: un temporadón. Un cuarto lugar en LALIGA y un billete para la Champions así lo atestiguan, un logro meritorio sin ninguna duda. Que el equipo de Ernesto Valverde se ha vaciado es indudable, y por tanto, la calificación de la temporada 2024/25, en conjunto, es de notable alto -sobre todo en Liga y Europa League- pero pormenorizada en sus diferentes competiciones, destacaría lo siguiente aquí en ElDesmarque:
* En Liga: el Athletic ha demostrado su competitividad, su ecuanimidad en los esfuerzos, ponderar lo colectivo por encima de lo personal, constancia y solvencia. Su capacidad para mantener cierta serenidad ante las fluctuaciones de cada jornada le ha permitido llevar una velocidad de crucero a lo largo de todo el campeonato, y ello, además, adicionado por el sometimiento físico y emocional de la competición continental.

Dos Athletics muy diferentes en esta temporada
Por la casuística citada, el equipo, en la primera vuelta, se mostró más incisivo, presionante, vertical y rápido, permitiéndole posicionarse en esa cuarta plaza de la que nadie le ha descabalgado. En la segunda vuelta, se ha visto un equipo más efectivo, muy castigado físicamente y, por ende, menos vistoso.
Desgraciadamente, es importante resaltar las numerosas lesiones de los jugadores “estratégicos” que ha aminorado el desarrollo más extensible de nuestra competición. Los números son buenos pero hay un dato poco alentador que refleja la realidad y pone en relieve cuál es nuestro techo en esta competición: de los seis partidos perdidos, cinco de ellos frente a los tres primeros clasificados.

Lo cierto es que el camino en Liga ha sido especialmente solvente aunque la última jornada ante el Barcelona nos dejó un cierto amargor en su desarrollo. Personalmente no me gustó la puesta en escena del equipo por no competir con más fiereza aun sabiendo de la dificultad de la contienda.
¿Por qué? Porque había ciertos micro-objetivos perfectamente alcanzables y focalizados (tres puntos, ganar al campeón y mejor clasificación histórica o terminar como el equipo menos batido, por ejemplo) que hubiesen ayudado a magnificar la despedida de nuestro gran capitán: Oscar De Marcos. Se lo merecía.

* En Europa: hemos tenido una competición casi inmaculada lo que había generado cierta petulancia en el entorno athlectizale. El sopapo llegó en semifinales. Resultó incomprensible vislumbrar como, sin entrar en otros menesteres, un equipo en desecho fue capaz de lograr siete goles -algunos de ellos ayudados por una endeblez inusitada del rival- teniendo en cuenta, además, que el Athletic es el segundo equipo menos goleado, después del Napoli, de las grandes ligas del viejo continente.
Solo lo puedo achacar a la nula participación o efectividad de los jugadores diferenciales, a la responsabilidad de la cita y a la falta de experiencia, cualidad altamente necesaria para doblegar a un club históricamente obligado siempre a ganar.

* En Copa: creo, ojalá me equivoque, que la consecución del título la temporada anterior había rebajado la ansiedad o “pérdida de estímulo” en la querencia de este trofeo por favoritismo en la competición europea al disputar la final en Bilbao.
Es posible que al competir en casa nadie dudada del pase a cuartos sin contemplar el potencial del CA Osasuna y su emotividad en el envite. Lo cierto es que el equipo lo dio todo pero los errores individuales y grupales favorecieron un desenlace nada esperado. Una pena.
* En la Supercopa: sin opciones. Nuevamente decepcionado por la deficiente puesta en escena del equipo en una competición corta y necesariamente exigente.

¿Previsión de la próxima temporada para el Athletic Club?
Pues diría que las variables competenciales cambian considerablemente con respecto a la temporada recién finalizada, sobre todo, por las modificaciones de las plantillas rivales que amparadas, en su mayoría, por su incontestable capacidad presupuestaria y la “nula” limitación en fichar en el caladero mundial, comprometen el comportamiento de un equipo “Unique in the world”.
Lo importante es fijar los pilares con firmeza con renovaciones y mantenimiento de los jugadores que el club determine que son importantes para el nuevo proyecto. En virtud de ello, habrá que cumplimentar la plantilla con aquellos jugadores que estén en el mercado y que se consideren apetecibles sabiendo de la dificultad en la contienda, de todos conocida.
Estructuralmente, participar en la máxima competición continental genera músculo financiero y posicionamiento en el mapa, pero dudo que el camino sea largo. Así que, honestamente, veo que en el ordenamiento en la querencia de las diferentes competiciones para la próxima temporada, la Copa adelantará, esta vez de manera indubitada, a la competición de la Champions.

Por último, mención especial a la “jubilación” de Demar. La emotividad y sencillez del acto en su despedida refleja un paralelismo análogo con su personalidad. Dieciséis temporadas en el club de su vida de un jugador cuyos valores representa como ninguno lo que debe ser el Athletic. Sensación indescriptible. Se le echará de menos, sin duda.
Aupaa Athleticcc!!
. Por Juan Pablo Palacio, Entrenador de fútbol