Correa lanza al Atlético
Un fino disparo, ajustado a la base de un poste, desde el borde del área del argentino Ángel Correa en el minuto 75 premió el ambicioso segundo tiempo del Atlético de Madrid, lanzado en la clasificación de la Liga y ganador contra el Betis (1-0), al que le sobró posesión y le faltaron pegada y ocasiones.
Nulo el choque de la primera parte, el duelo lo ganó el conjunto rojiblanco en la segunda por determinación, por intensidad, por juego y por oportunidades, más del doble que las de su rival, que también tuvo alguna y que aún le dará vueltas a un remate fallido de Loren nada mas comenzar el partido o un cabezazo fuera de Mandi.
No sorprendió la puesta en escena, tan previsible como lo fue el primer tiempo de ambos equipos. La posesión era del Betis, el repliegue, alterado por algún intento de presión alta, del Atlético y el fútbol de nadie, alejado de la finalidad de cada uno de sus estilos, diferentes, pero con idéntico destino: la victoria. Y para eso hace falta generar oportunidades, llegar a la portería rival.
No lo hizo casi el Atlético en todo el primer acto, tan ocupado en el dominio de balón rival como acelerado en cuanto lo recuperó, ni el Betis, cuya mejor ocasión, en el minuto 5, fue con toda la verticalidad de la que rehuyó después, con un envío profundo de Guardado, luego lesionado, y un tiro desviado de Loren ante Oblak.
También hubo un cabezazo fuera de Godín, una volea con la izquierda de Filipe Luis y algún contado acercamiento del equipo verdiblanco que terminó sin remate. Nada del otro mundo, nada cercano al gol, nada que provocase ni siquiera una simple parada de cualquiera de los dos guardametas, prácticamente unos espectadores.
Todo tan contenido y tan preestablecido, con el añadido, además, que, realmente, ni un estilo se impuso al otro ni viceversa y que el Atlético se obcecó tanto en ser vertical que se olvidó de que también tiene futbolistas, y muchos, capaces de manejar la pelota más de tres pases seguidos, que el 0-0 al descanso era consecuente.
No merecía ganar ninguno consumidos los primeros 45 minutos y uno más extra del tiempo añadido, necesitados los dos de mucho más de que lo habían ofrecido; de unas cuantas revoluciones más a la pelota por parte del Betis y de un punto más a veces de precisión y a veces de calma y combinación el Atlético. El combate, entonces, era nulo.
Nulo por el equilibrio, pero nulo también por el efecto improductivo de sus planes iniciales para abordar la victoria, chocados el uno contra el otro, a la espera de algún detalle, de algún desborde, de alguna individualidad, de algún error contrario... hasta el segundo tiempo, cuando cambió el Atlético.
Mucho más determinante en cada registro, en una intensa presión alta, con los consiguientes problemas para el Betis; en la combinación, en el manejo de la pelota y en el juego en campo contrario, el conjunto rojiblanco agitó el partido, completamente diferente ya, trasladado sin matices en torno al área de Pau López.
En seis minutos de la reanudación, el Atlético provocó más apuros al Betis que en los 46 anteriores. No sólo en su salida, en su toque o en su transición, sino en todos sus mecanismos defensivos, además con ocasiones, un disparo de Griezmann y un zurdazo a la media vuelta de Kalinic, notable sustituto hoy de Diego Costa, al poste.
Ya sufría el Betis, agarrado a dos paradas más de su guardameta, a un derechazo lejano de Rodri y, sobre todo, a un remate con el pie de Kalinic a centro de Griezmann. Ni tenía tanta posesión ni cruzaba tanto el medio campo con ella, aunque, aun así, le dio para reclamar un posible penalti de Lucas y provocar la primera parada de Oblak en todo el encuentro, un despeje de puños a Canales, en el minuto 66.
Desatada la ambición, llegó el gol. De Correa, el reemplazo de Lemar antes de la hora del choque. Culminó su conducción con la pelota con un fino, ajustado y preciso golpeo con la derecha junto al poste, inalcanzable ya para Pau López y, a pesar después de una inmejorable opción de Mandi para el empate, decisivo para el triunfo del Atlético, lanzado y ganador indudable del segundo tiempo.