Kiko: "Ramón Blanco tenía el corazón tan grande como el bigote"

"Ahí viene Pancho Villa, le decíamos. Qué fácil era darle coba. Ramón tenía el corazón igual de grande que el bigote". Estas palabras las pronuncia Kiko Narváez, historia viva del Cádiz, un futbolista inmenso que dio el salto de la mano de Blanco.

"De Ramón lo destaco todo. Lo tengo presente a diario, me acuerdo de él todos los días porque en mi libro del fútbol él ocupa la primera página. La casa de los Narváez también está de luto", narra el talentoso exdelantero jerezano a ElDesmarque Cádiz en una conversación en la que deja curiosidades entrañables que dan buena muestra de la relación que unía a ambos y de cómo eran sus vidas cuando compartieron el amarillo y el azul.
"Con 14 años nos cogió a Mateos y a mí en el Balón de Cádiz y nos dijo que si éramos inteligentes comeríamos del fútbol y subiríamos a la misma velocidad que él y que, si amábamos este deporte, el fútbol sería agradecido con nosotros. El día que me puso como titular por primera vez, en una fase de promoción contra el Málaga, me dijo: 'Toma la titularidad, largo (así le llamaba), amaste bien al fútbol'". Así lo recuerda Kiko, que considera a Ramón como "un padre futbolístico".
"Me puso titular los dos partidos de promoción. Se lesionó Dertycia y yo le decía: 'No, no, si Dertycia está bien que juegue Dertycia'. Siempre supo cuidar bien los minutos conmigo y me ponía ratitos cada vez que íbamos perdiendo. Llegado el momento, no dudó en darme la responsabilidad", comenta.
"Para mi familia era uno más. Mi gente siempre valoró el tacto y la delicadeza que tuvo conmigo cuando yo vivía en una pensión. Él siempre creyó en mí. Tenía el tono de voz fuerte, era un hombre con carácter y sabía llegar dentro de ti. Siempre le consideré como un tutor", relata el de Jerez de la Frontera a esta web.
Kiko rememora aquel tiempo feliz: "Con él he vivido mis mejores momentos. En el Balón, teníamos un trono. El que contara el mejor chiste ocupaba el mejor asiento del autobús en los desplazamientos. Él siempre estaba atento e incluso participaba en las votaciones. Y en el Cádiz... el vestuario era como estar en el barrio, en la plazoleta. Jamás me lo pasé mejor. Íbamos al Bernabéu como si estuviésemos en divisiones inferiores".
"Mateos y yo éramos sus niños. Recuerdo una vez que mis compañeros me liaron en papel higiénico, me echaron mercurio y me pusieron en un camilla. Fueron al pobre de Ramón diciéndole que yo había tenido un accidente... 'No me la liéis más', nos decía. Y todo eso antes de jugarnos la vida en un partido", cuenta el hoy colaborador periodístico.
Miguel, padre de Kiko, tenía previsto llegar muy temprano al tanatorio para darle el último adiós en nombre de la familia Narváez. También en nombre de Kiko, a quien Lorenzo Buenaventura y Hugo Vaca han mantenido informado en todo momento sobre el estado de salud de Ramón pero que no ha podido coger a tiempo un vuelo para desplazarse desde Santander.
Ramón Blanco, con quien Kiko debutó en Primera el 14 de abril de 1991, ante el Athletic, siempre estará presente en la memoria del cadismo, de cuya historia forma parte como lo hace su Cádiz de los milagros, también integrado por quien hoy le recuerda con todo el afecto del mundo y alegra su presente a través del pasado que ambos disfrutaron juntos.