Villar y el carisma que no dan los goles

El caso de Juan Villar es uno de los más singulares del Cádiz. Ha sido el máximo anotador del conjunto amarillo en su primera temporada como cadista, pero eso no le ha servido para convertirse en un referente. Es importante para Raúl Agné, que quiere seguir contando con el de Cortegana, pero en cambio tiene aún que ganarse la admiración del Ramón de Carranza.

Parecía, en un principio, que el Cádiz estaba dispuesto a desprenderse de él si se presenta una ocasión propicia; es decir, que Villar podría ser incluido en la lista de transferibles. Sin embargo, el agente del futbolista aseguraba hace unos días a esta web que, al margen de que en la situación de crisis actual es muy compicado que un club pague por el traspaso, la entidad presidida por Florentino Manzano no contempla su salida en tanto que es un jugador que Agné considera fundamental para el equipo.
Ciertamente, Villar ha sido uno de los hombres más destacados del Cádiz, si bien no ha sido todo lo regular que debiera a lo largo del curso. Y para colmo, cualquier posibilidad de comunión con la grada se rompió cuando el onubense realizó un gesto tras marcarle al Betis B que la afición se tomó a mal, al entender que lo que Villar hacía, de manera incomprensible, era acallar al sector más crítico del cadismo. Los goles no cubren esa clase de patinazos en el currículum, y es algo que suele pasar factura. El propio Villar admitía en una entrevista con ElDesmarque Cádiz que permite que su estado de ánimo se refleje con facilidad en el terreno de juego y que ha podido equivocarse en ciertos momentos.
Así es como, en general, le recuerdan aún en Huelva, como a un jugador con unas buenas condiciones pero problemático que, debido a su temperamento y su poca cabeza, no reunía todo lo que un futbolista debe tener para llegar a la élite. A los 25 años, en el Cádiz sigue teniendo una buena oportunidad para reivindicarse y demostrar que su fútbol está por encima de otras cosas. Es lo que Agné y los cadistas esperan, que se quede para sumar y liderar desde el campo un proyecto ambicioso cuyo único objetivo aceptado es el de luchar por ascender de categoría y volver a la división de plata.
Villar debe ganarse ese carisma que no otorgan los goles, el respeto y el cariño de una afición pasional que acostumbra a darle todo el calor posible a los suyos pero que, precisamente por la forma en que se entrega, espera siempre a cambio una respuesta a la altura de las exigencias; y, por supuesto, sin ademanes inadecuados ni desplantes. El ex del Recre y San Roque de Lepe debe cuidar ciertos aspectos y mantenerse centrado. Así, a buen seguro que su rendimiento mejorará y no habrá que recurrir únicamente a su cifra goleadora para justificar su contribución.