El Celta arranca un punto en Los Cármenes
El camino de la salvación es largo pero el Celta de Vigo ha dado un paso más hacia la meta final al lograr un empate sin goles en Los Cármenes. Un duelo igualado ante un Granada CF que dispuso de las mejores ocasiones, lo que obligó a Rubén Blanco a realizar varias intervenciones de mucho mérito, el día que regresaba Aspas tras un mes lesionado.
Muy poco fútbol, muchas interrupciones y nulo vértigo, así comenzó el duelo entre Granada y Celta en Los Cármenes. Los dos rivales se estudiaban con calma y actuaban con cautela en unos primeros minutos donde los pupilos de Coudet manejaban el esférico en zonas intermedias, muy lejos de la meta de Rui Silva. Solo un par de despistes en la zaga viguesa rompían la tranquilidad de un partido por momentos soporífero.
Los vigueses se protegían con larguísimas posesiones, demasiado lentas y previsibles para poder sorprender a un Granada que tampoco era capaz de generar peligro en una primera media hora en la que los disparos de Kenedy y Fede Vico trataron de romper la parsimonia reinante. La falta de profundidad del Celta alentaba a los nazaríes, que en el tramo final de la primera mitad metían una marcha más al ritmo del encuentro.
El Celta, bien plantado en el centro de la zaga, sufría más por su costado izquierdo, donde Aarón Martín y Nolito mantenían un desigual duelo con Foulquier y Machis. El lateral diestro granadino probaba fortuna con un fuerte disparo que despejaba Rubén Blanco, bien colocado. Un duelo donde Kenedy fue el único jugador sobre el campo que intentó hacer algo distinto mientras que el Celta esperaba que apareciese Aspas.
Y el moañés apareció, justo tras el paso por los vestuarios, una internada suya con pase atrás habilitaba a Nolito. El gaditano remató de primeras pero su disparo se fue ligeramente desviado. Poco después Aspas y Nolito, con la ayuda de Mina, intercambiaban los papeles para ser el canterano el hombre que culmina el ataque celeste con otro disparo desviado.
Minutos de sufrimiento
Replicaban los pupilos de Diego Martínez por medio de Foulquier y Kenedy, los más incisivos en el cuadro local. Rubén Blanco se veía obligado a desviar un centro de lateral nazarí en un primer cuarto de hora de la continuación con mucho más ritmo. El mosense volvía a intervenir con muchísimo mérito a disparo de Machis antes de que Coudet decidiese sustituir a Nolito y Beltrán. El Chacho apostaba por darle más movilidad a su mediocampo con Holsgrove y Solari, que debutaba con el Celta.
Los celestes tenían que jugar cada vez más lejos de la meta de Rui Silva y más cerca de la suya propia, donde Rubén Blanco veía como se le acumulaba el trabajo. El equipo tardaba en ajustarse tras la entrada de Holsgrove y Solari pero una vez que se acoplaron las piezas retomó el control del juego. Aspas sorprendió a Rui Silva, al que regateó en el área antes de que Vallejo se cruzase el camino del moañés con el gol.
La rigidez táctica que había marcado el desarrollo de todo el encuentro iba desapareciendo en el tramo final del mismo, cuando el cansancio hacía mella en los jugadores. Pudo aprovecharlo el Celta por medio de Solari, pero el debutante no se atrevió a disparar a puerta, prolongando la jugada hacía Hugo Mallo, muy escorado en el área nazarí. El regreso de Aspas no supuso una victoria, pero sí un punto que acerca a los vigueses a la salvación.