20 buenos minutos no bastaron

El Deportivo recibió al Real Madrid en Riazor en el choque que abrió la temporada liguera para el equipo de Pepe Mel. La visita blanca significaba una prueba de altura para los herculinos, con bajas importantes en la medular (Çolak, Valverde o Gil) y todavía pendientes de terminar de perfilar la plantilla en la parcela ofensiva. Enfrente, el conjunto merengue más titular posible, con todos los pesos pesados sobre el verde, a excepción del francés Varane en el eje de la zaga que le dejo su plaza a Nacho como acompañante de Ramos.

El cuadro blanquiazul arrancó el partido con brío, sometiendo a la defensa del Real Madrid con las arrancadas de Florin Andone, un incordio para la defensa visitante. El rumano incomodó a la zaga de Zidane con su persistencia yendo al espacio y chocando en todos y cada uno de los contactos. Suyas fueron las dos mejores ocasiones para los de Mel en la primera mitad, dos manos a mano en los que el futbolista más adelantado de los locales se topó con los reflejos de Keylor Navas.
Transmitía el Dépor ganas de agradar e ímpetu cuando se encontró con un error inesperado: Rubén no logró detener un remate de Modric desde la frontal que a priori no entrañaba demasiadas complicaciones para el meta de Coristanco y el rechazo cayó en los pies de Benzema, cuyo tiro acabó en los pies de Bale. El galés, en boca de gol, abrió la lata para el supercampeón de Europa y España.
Tras el 0-1 llegaron los peores minutos del Deportivo: los hombres de Mel recularon y se encajaron en su propia área, incapaces de trabar la circulación blanca. En una incorporación de Marcelo por el costado izquierdo se gestaría el segundo tanto del encuentro, obra de Casemiro (0-2). El brasileño empujó a la red la pelota tras un fallo de coordinación entre Sidnei y Luisinho, inoperantes a la hora de contener la incorporación del mediocentro.
La segunda mitad se inició con el equipo herculino tratando de recuperar sensaciones y el Real Madrid bajando marchas, gestionando con parsimonia el marcador. Una tangana entre Mosquera, Schär, Ramos y varios futbolistas merengues en la que el internacional español acabó impactando con la mano en la cara del central suizo -tarjeta amarilla para ambos- reactivó al Deportivo, pero el cuadro coruñés no lograría transformar esa energía en goles y Kroos sentenciaría la contienda en un contragolpe en el que el teutón definió con acierto desde la frontal (0-3).
Pese a la exigencia del reto, la inherente a tratar de doblegar al mejor equipo del mundo, el Deportivo transmite sensaciones encontradas: cierta incapacidad o ausencia de talento para defender replegado en el área y más garra arriba de la que muchos presumíamos, con Bakkali, Cartabia o Andone desacertados (también desde el punto de penalti en la recta final) pero implicados al máximo. La visita a Levante del próximo sábado nos sacará de dudas sobre lo que prima. 

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