Suker, del césped a los despachos
Davor Suker luce canas y una figura algo más recia que en su época dorada de futbolista, cuando triunfó en el Sevilla, en el Real Madrid y en la selección croata. Lejos quedan sus mejores tiempos sobre el césped y 13 años después de su retirada, con 48 años, se ha reciclado con éxito en los despachos.Juan José Lahuerta
En concreto, Suker es el presidente de la Federación Croata de Fútbol desde el 5 de julio de 2012, cuando fue elegido para el cargo y sustituyó a Vlatko Markovic. Y, desde el 24 de marzo de 2015, es miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA.
En 2003, cuando pegó sus últimas patadas a un balón en las filas del TSV Múnich 1860 alemán, tal vez no imaginaba que iba a terminar sentado en una silla de cuero delante de una mesa. Suker, uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol croata, ahora dirige el destino de la federación de su país y tiene peso en la máxima institución del fútbol europeo.
Pero la carrera de Suker es mucho más que aquellos últimos coletazos en el fútbol germano. Suker fue un delantero con una pierna izquierda exquisita como pocas veces se han visto. Y, con ella, triunfó en un mundo al que sólo unos pocos llegan.
El exjugador balcánico comenzó su carrera en el equipo de su ciudad, el Osijek. De ahí, pasó al Dinamo de Zagreb en 1989 y, con la guerra de Yugoslavia encima, se marchó al Sevilla, donde realmente se daría a conocer. Entre 1992 y 1996 firmó 90 goles en 175 partidos con el conjunto andaluz.
En la temporada 1993/1994 fue el segundo máximo goleador de la Liga con 24 goles solo por detrás de Romario, que hizo 30. El siguiente curso ocupó la tercera posición con 17 dianas, una más que en la última temporada, la 1995/1996, que pasó en las filas sevillistas.
El Real Madrid, en plena reforma con Lorenzo Sanz, llamó a Suker para formar una nueva plantilla con Fabio Capello al frente junto a nuevos nombres sugerentes como Pedja Mijatovic, Roberto Carlos, Clarence Seedorf, Cristian Panucci, Bodo Illgner o Zé Roberto. Con ese equipo, el cuadro blanco ganó la Liga y Suker fue un pilar con sus 24 dianas.
Sin embargo, el mayor éxito a nivel de clubes llegó al siguiente año. Suker, aunque no fue titular en la final contra el Juventus, ganó la ansiada séptima Copa de Europa para el Real Madrid en un curso muy flojo en el que sólo pudo ser cuarto en la Liga, competición en la que presentó sus peores cifras con sólo diez dianas.
Serían peores un año después, el de despedida del croata del Real Madrid. Marcó solo cuatro y apenas participó en 19 encuentros. Se marchó del club y aún tendría una bala reservada para un gran final.
Aunque después militó en las filas del West Ham, el Arsenal y el Múnich 1860, nunca alcanzó su mejor nivel. Sólo en el Mundial de Francia, en 1998, volvió a ser el gran delantero que siempre fue.
En aquella competición, fue el máximo goleador con seis tantos y dirigió a su selección hasta la tercera posición, la mejor de su historia. Sólo Francia pudo con Croacia en semifinales y Suker se quedó sin el premio de la final junto a una generación en la que destacaban también Prosinecki y Boban.
Se despidió de Croacia en el Mundial de Corea y Japón 2002. Allí sólo fue titular en el primer partido de la fase de grupos que perdió 0-1 contra México. Los otros dos los vio desde el banquillo y su equipo no pasó a octavos de final.
Fue un final triste para uno de los mejores jugadores de la historia de su país. Ahora, años después, intenta dirigir el fútbol de su país, que alcanzó los octavos de final en la Eurocopa de Francia. Su selección tiene buenos nombres, como Modric, Rakitic, Perisic o Mandzukic. Suker está detrás de ellos para que Croacia suene fuerte. Esta vez, lo hace desde los despachos.
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