Alegría incompleta en el reencuentro con un glamuroso Ciutat
El Levante UD ha firmado en esta tarde de domingo un nuevo empate en LaLiga Santander. En esta ocasión ha sido contra el Deportivo Alavés en un Ciutat de València con lavado de cara. Los de Paco López lo intentaron por todos los medios, pero el reparto de puntos se quedó instalado en el marcador con el pitido final, empañando así la alegría de los granotas por el regreso al feudo de Orriols.
El Ciutat de València estaba preparado para volver a albergar un encuentro del Levante UD. Con su nuevo aspecto, no dejó de sorprender a jugadores, cuerpos técnicos, directivas y medios de comunicación. Nadie quedó indiferente, y mucho menos cuando este renovado estadio se animó con un juego de luces.
El Levante regresaba al vestuario tras el calentamiento previo al partido, y en Orriols se apagaron los focos para luego iluminarse creando círculos y más juegos de luces. Se echó en falta, eso sí, la tradicional canción de Los Secretos que siempre acompaña a los granotas en sus batallas, pero el escenario tapó esta ausencia con creces.
Empezó el partido y el ambiente era extraño. Al conjunto levantinista le faltó su afición, es que no pudo gritar al inicio del encuentro el también fiel "se siente, se nota, Valencia es granota". Los minutos pasaron y el resultado no acompañó, pero en la segunda mitad las cosas cambiaron. El Levante consiguió rascar un punto que todavía deja alguna que otra sensación amarga.
Por último, cabe hablar de los técnicos. De nuevo, la bestia negra se ha hecho grande ante Paco López. El técnico de Silla continúa sin poder superar a Pablo Machín, que se ha impuesto o ha empatado ante el valenciano en los enfrentamientos que han tenido con sus diversos equipos.