Regreso notable de James Igbekeme
No mentía Víctor Fernández cuando declaraba en la previa del encuentro frente a la SD Ponferradina que James Igbekeme era un jugador que tenía que jugar siempre. Tampoco cuando anunciaba que, en el primer encuentro liguero lejos de La Romareda, poco iba a variar el once respecto al que había cosechado la victoria en el debut, frente al CD Tenerife.
Un único cambio en la alineación, la introducción de James en el lugar de Soro. De esta manera, el centrocampista nigeriano volvía a vestir la elástica del Real Zaragoza después de haber quedado fuera de la convocatoria en el primer encuentro debido a un problema gástrico. Lo hacía, además, envuelto en la rumorología sobre una posible salida, algo que también quiso zanjar el técnico en su última rueda de prensa.
Tras disputar la primera parte en Brea para coger ritmo, se pudo ver a un James todavía falto de chispa en El Toralin. Una circunstancia normal, si se tiene en consideración el momento de la temporada en la que se encuentra el equipo, todavía lejos del mejor nivel genera, apenas comenzando la liga. Así, no dejó el centrocampista más que destellos de la potencia a la que acostumbra y las cabalgadas que le han convertido en uno de los futbolistas importantes del Real Zaragoza.
Sin embargo, el africano volvió a demostrar que es un jugador vital en los plantes de Víctor Fernández. Un futbolista capaz de dotar al equipo de una extraordinaria fortaleza en el centro del campo y que, además, es capaz de adaptarse incluso a los roles más insospechados. Así lo hizo durante todo el encuentro, descolgado como hombre de ataque en el balón parado para, evitar la defensa debido a su estatura y aprovechar su velocidad y capacidad para conservar el esférico. Así llegó el gol, de una jugada personal en la que adivinó la llegada de Kagawa. Una asociación que ya da frutos y de la que se espera que pueda ser importante para el futuro inmediato del Real Zaragoza.
