Debates, crisis, fracasos, nerviosismo... y la Liga
{mosimage} {mosimage} Lo que debía ser un fin de año tranquilo para el sevillismo, con la posibilidad de además de cerrarlo de manera brillante en Mallorca, se ha convertido en un encuentro repleto de presión, inquietud e intranquilidad. La derrota en Génova ante la Sampdoria y la eliminación de la Copa de la UEFA lo ha cambiado todo. Ya nada se mira igual. Si antes el encuentro ante los bermellones era la oportunidad para destacar y enterrar, al menos de momento, el debate sobre Jiménez y el equipo, ahora se ha convertido en una parte más de él.La tormenta que le ha venido encima al Sevilla, de forma justificada por su sonrojante eliminación europea, sólo puede amainar, con las vacaciones por medio, con un triunfo en Palma que, al menos alimente ilusiones por algún sitio, que no es otro que la Liga. El Sevilla, y Jiménez, están obligados hoy a dar un giro a la situación actual, a aminorar los muchos efectos colaterales que está, y seguirá teniendo el partido del Luigi Ferraris. Y eso sólo se consigue con un triunfo y una posible segunda plaza para acabar 2008. Un año que deja en el recuerdo tres decepciones/fracaso, la eliminación ante el Barcelona en la Copa de la pasada temporada, la del Fenerbahçe en la Liga de Campeones y la de Génova en la Copa de la UEFA. También ha habido alegrías, sobre todo ligueras, y en ellas debe redundar el conjunto nervionense para salir de la crisis en la que se ha metido. En cuanto al once, a Jiménez se le presenta un problema ante todo, el lateral derecho. Más allá de la lamentable actitud de Mosquera, el técnico se plantea colocar a Adriano o a Fernando Navarro en el lugar de Konko, lesionado. Y todo, ante un Mallorca debilitado y en plena crisis particular, de resultados e institucional. Pero el Sevilla poco le importa, ya tiene la suya.