Obligado a mejorarse a sí mismo

El Sevilla afronta uno de los tramos finales más exigentes a la par que decisivos de las últimas temporadas. Las postrimerías de una liga donde el conjunto sevillista está obligado a mejorarse a sí mismo si no quiere quedarse fuera de Europa un lustro después, una opción que cada día que pasa adquiere tintes reales. Dos puestos y cuatro competidores, ahí está la lucha actual por adquirir una plaza para la Europa League de cara al próximo curso, el único objetivo que le queda el equipo en la competición doméstica tras desestimar la cuarta plaza.

Analizando las nueve últimas jornadas de la primera vuelta, el Sevilla apenas consiguió diez puntos de treinta posibles. Tres triunfos y un empate que resultarían demasiado pobres e insuficientes para lo que el equipo necesita en este tramo final, con un bagaje que lo dejaría con muchas posibilidades de quedarse fuera de Europa. Celta, Deportivo y Villarreal fueron las únicas tres citas que logró vencer el equipo por aquel entonces dirigido por Berizzo, dos de ellos rivales directos por esa quinta y sexta plaza.
De hecho, el Sevilla baja su rendimiento en el último tramo de temporada, así reflejado en las dos últimas. El pasado curso el equipo solo logró cuatro triunfos de nueve posibles, menos que sus perseguidores más cercanos, aunque si consiguió amarrar la cuarta plaza. Algo que no hizo en la 2015-16, cuando arrancaba la jornada 30 igualando al Celta en la quinta posición y terminó el curso séptimo a ocho puntos la sexta, con un único triunfo de diez posibles.
Motivos más que suficientes que obligan a los de Montella a mejorar sus números y recuperar la ansiada regularidad perdida. Un exigente reto con obstáculos añadidos, como el calendario poco halagüeño que se presenta, que podría dejar al Sevilla fuera de Europa por primera vez en el último lustro, un lujo que no puede permitirse si quiere seguir codeándose con los más colosos del continente.