La afición, el enfado y el retraso en los cambios
Una vez asumido que el Bayern Múnich es en teoría y parece que en la práctica bastante superior al Sevilla, cabe analizar algo más pormenorizadamente la actuación sevillista. Y dentro de la competitividad, y dentro de que el equipo nervionense dio la cara ante un rival de mucha enjundia, hubo episodios curiosos durante el encuentro, sobre todo en la segunda parte, que afectaron a Vincenzo Montella.
Porque fue llamativo, muy llamativo, cómo prácticamente todo el estadio reclamó al técnico italiano, durante la segunda mitad, que moviera el banquillo, que hiciera cambios. Sobre todo porque físicamente sus jugadores habían dado un evidente bajón y porque el Bayern se adueñó del encuentro y de la pelota con suma facilidad, tanta que hubo minutos enteros en los que el Sevilla apenas entró en contacto con la pelota.
Con 1-1 aún, y antes de que llegara el segundo de los teutones, en varias fases de la segunda mitad la grada reclamó de forma muy evidente y llamativa al técnico alguna sustitución.
Aún tras el tanto de Thiago (minuto 68), hubo que esperar nueve minutos más (minuto 77) para presenciar el cambio de Sandro por Correa, y luego al poco de Muriel por Ben Yedder. De hecho no agotó las sustituciones el técnico napolitano. Y jugadores como el Mudo, durante la segunda mitad, acusaron de forma alarmante correr tras la pelota, y no con ella.
El entrenador italiano es hasta ahora una montaña rusa. Ha logrado grandes, muy grandes cosas, pero su gestión del plantel, incluso del once, despierta muchas dudas. Y ante el Bayern, vaya por delante la superioridad del equipo alemán, lógica, también las refrescó.
Era muy difícil esperar otro tipo de entrenador, de un muy cortito presidente, con un muy cortito y pelota director deportivo, lo lógico era y desgraciadamente es un entrenador, pelota, cortito e inoperante. Señores accionistas, o largan a este personaje Pepe Castro o este club va de cabeza a las alcantarillas del fútbol....