Matías Almeyda, el hombre que mantuvo su palabra al Sevilla rechazando al Real Madrid

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Será el 14º entrenador del Sevilla que antes fue jugador
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"Fui un visionario, el Real Madrid fue campeón y el Sevilla descendió", recordaba años después
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Oficial: Matías Almeyda es el nuevo entrenador del Sevilla
El Sevilla FC ya tiene, por fin, nuevo entrenador. El nombre de Matías Almeyda se une a la lista de técnicos sevillistas este lunes 16 de junio, convirtiéndose en el segundo más tardío en anunciarse en todo el Siglo XXI, solo por detrás de Jorge Sampaoli. Así, este 16 de junio de 2025 se coloca en el imaginario del ‘tractorcito’ o ‘pelado’, como le apodan, al mismo nivel que aquel 31 de agosto de 1996, el día en el que dio el salto a Europa para jugar en un club, el nervionense, que entonces era un polvorín. Como ahora.
Tres lustros después, el Sevilla tiene como inquilino del banquillo a un hombre que sabe lo que es vestirse la camiseta blanquirroja y saltar al césped del Sánchez-Pizjuán. El último fue Antonio Álvarez, con un periplo corto entre la primavera y el verano de 2010, con la conquista de una Copa del Rey incluida. Álvarez sustituyó a Manolo Jiménez, también exjugador legendario, que se mantuvo en el cargo entre 2007 y 2010.
Será el decimocuarto exfutbolista del Sevilla que se ponga a los mandos del equipo, tras los dos nombrados y una lista que completan Julián Rubio -quien fuera su entrenador-, Juan Carlos Álvarez, Víctor Espárrago -el único extranjero-, Manolo Cardo, Santos Bedoya, Fernando Guillamón -una jornada-, Juan Arza, José María Busto, Diego Villalonga, Guillermo Campanal y Pepe Brand, una relación tan llena de éxitos como de títulos.

Almeyda rechazó al Real Madrid por el Sevilla
El fichaje de Matías Almeyda por el Sevilla FC en el tramo final del mercado de 1996 fue sonado. El club, entonces presidido por José María González de Caldas, tiró la casa por la ventana para fichar al joven mediocentro de 21 años, una de las grandes promesas del fútbol argentino. 1.160 millones de pesetas -unos siete millones de euros actuales-, según las crónicas de la época, gastó el club nervionense en un hombre que no era más que un proyecto de jugador. Costó tres veces más del dinero que se había recibido por vender a Davor Suker.
El Real Madrid irrumpió en el tramo final de la negociación, subiendo considerablemente el precio. El jugador, sin embargo, fue fiel a su promesa, le había dado la palabra al Sevilla y rechazó a los merengues. “Apareció el Real Madrid, pero yo ya había dado mi palabra al Sevilla. Un día el presidente me llamó para pedirme que definiera. Yo le dije que quería ir al Sevilla porque era mi palabra y Davicce me preguntó si estaba seguro de lo que hacía. Fui un visionario, el Real Madrid fue campeón y el Sevilla descendió”, recordaba años después Almeyda.

Llegó como un ídolo, 12.000 sevillistas acudieron a su presentación al Sánchez-Pizjuán, pero Almeyda no funcionó, como tampoco lo hicieron José Antonio Camacho, Carlos Salvador Bilardo o Julián Rubio desde el banquillo, ni Monchi, Tsartas, Hibic, Mornar, Marinakis, Aranalde, Colusso, Onésimo, Prieto, Martagón, Salva Ballesta, Ramis o Gómez desde el terreno de juego. Coincidió en ese equipo, por cierto, con Jesús Galván, el actual técnico del Sevilla Atlético. En Argentina, mientras tanto, celebraban el ‘disparate’ del Sevilla, que pagó lo que nunca nadie había pagado por un jugador de su país.
“Imagínense lo que significa esto para nosotros. Hace sólo cuatro meses, cuando lo pidió el Barcelona, casi lo vendemos en 2.800.000 dólares y hoy el club recibe ocho millones de dólares, libres de comisiones y porcentajes. La verdad es que no lo podíamos creer. Hay que agradecerle al Real Madrid, que ayudó a elevar la cotización”, explicaba Mario Israel, un directivo de River en aquella época. Costó el doble de lo que pagó el Parma por el goleador Hernán Crespo al mismo club bonaerense.
Pero su rendimiento en aquel complicado Sevilla no fue el mejor, el equipo descendió y la Lazio remendó el dispendio pagando algo más de 1.000 millones de pesetas -6 millones de euros-, aunque el equipo ya estaba en Segunda División después de dos décadas en la élite. Hizo carrera en Italia, primero en la Lazio, después en el Parma y en el Inter y, finalmente, en el Brescia. Ahora, llega como entrenador en una situación que no dista mucho de la que se encontró como jugador. El primero en rezar para que la historia no se repita es el propio Matías Jesús Almeyda.