Ensayo para la final de Copa con la mirada puesta en la Champions
Sevilla siempre tiene un color especial y este año más si cabe para el Valencia CF. Sin tiempo para descansar, llega el Betis-Valencia, una nueva final para los de Mestalla en su carrera por alcanzar la Champions y ensayo de la final de la Copa del Rey que los de Mestalla disputarán el 25 de Mayo en ese mismo estadio del Benito Villamarín.
Un duelo como este siempre tiene una carga emocional importante. Dos equipos, dos estilos, y dos rachas contrapuestas se ven las caras. Setién contra Marcelino, el fútbol más plástico contra el más eficaz. El escenario, además, es mágico. Un mes después el Valencia CF volverá a hollarlo, también como visitante, pero para enfrentarse al Barça y disputar su primera final en once años.
En el recuerdo de este Betis-Valencia estará el 2-2 de la ida de las semifinales de Copa del Rey, esa que este año permitió que el Valencia apeara a los verdiblancos de su cita con la historia. Por eso y por los puntos en juego seguro que el recibimiento al Valencia no es nada amigable en Heliópolis. Y es que, aunque el ambiente huela a Copa y a domingo de resurrección, lo verdaderamente importante son los puntos en juego. El Betis todavía puede engancharse a una lucha por Europa en la que los de Mestalla están inmersos por pleno derecho. Así lo dice la clasificación al menos.
Por lo que respecta a los de Marcelino, las bajas se van comiendo al equipo, pese a la recuperación de hombres clave como Rodrigo Moreno o Carlos Soler para viajar a tierras andaluzas. Los jugadores empiezan a pagar la acumulación de partidos -es el conjunto que más compromisos lleva esta campaña- y las lesiones ahogan diversas posiciones. Aún así, el Valencia CF presentará un once de gala para doblegar al Betis en el primero de los tres partidos de Liga que tiene en una semana (Betis, Atlético y Éibar). En ella decidirá, con permiso del Sevilla y el Getafe, si alcanza la cuarta posición o si, por el contrario, tiene que centrarse en otras vías (Final de Copa y la Europa League) para alcanzar un objetivo imprescindible por prestigio y por dinero: jugar la próxima edición de la Champions League. La primera parada pasa por el Benito Villamarín, un estadio que el valencianismo quiere convertirlo en tierra sagrada desde ya y hasta el próximo 25 de mayo.
