Antidepresivos a gogó por culpa de Peter Lim y el riesgo aún mayor que acecha: del 83 al 86

La angustia y la ansiedad que ha generado la gestión de Peter Lim y la temporada del Valencia CF no puede caer en saco roto. A pesar de la salvación del equipo gracias a los chavales y el arrojo de Baraja, hay que tomar medidas en el club.

Dice la definición que la depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza y creo que no hay mejor forma de describir cómo se encuentran la mayoría de aficionados del Valencia CF tras el final de una temporada desastrosa en la que el equipo necesitó llegar a la última jornada y confiar en los chavales y en Baraja para certificar que seguirá en la élite un año más. Obviamente no hay nada que celebrar, aunque les reconozco que uno se sintió aliviado tras estar desde enero caminando por el filo del abismo. Para combatir este estado en el que nos ha sumido la gestión de Peter Lim hemos recurrido a todo: protestas, banderas, críticas, gritos, reflexiones sesudas y hasta plantearnos renunciar a nuestros principios, a ir al campo, a renovar el pase, a preferir que no le firmen un convenio al Valencia para cambiar de estadio... Por el Valencia, como en la vida pasa con los hijos, uno no sólo mata, muere si es preciso.

Este año, como en el 83, la carambola se dio y el Valencia salva los muebles..Pero el temor persiste, el riesgo aún sigue porque la pregunta inevitable que nos asalta a todos es ¿Hasta cuándo va a aguantar el equipo sin bajar? En el 83 pasaron tres años y se consumó la desgracia. ¿Y ahora qué?

Es normal que nos hagamos esa duda porque no se atisban en el horizonte vientos de cambio. No puedo mentirte querido lector y compañero de sufrimientos. No puedo contarte que veo que Peter Lim va a vender o se va a ir porque nada me hace indicar que así sea. Lo celebraré cuando suceda y rezaré para que el nuevo máximo accionista tenga empatía, interés y cariño. Que se emocione al escuchar a Tardor,  que respete la historia del club y la venere.

La angustia y la ansiedad que ha generado la gestión de Peter Lim y la temporada del Valencia CF no puede caer en saco roto.

Hasta que ese momento llegue, creo sinceramente que nuestros esfuerzos deben centrarse en que esa depresión en la que se está sumida el valencianismo a pesar de la salvación no persista, no se cronifique. En anhelar que algo cambiará, aunque sea bajo el paraguas de Meriton, cosa en la que uno dejó de creer hace tiempo. Si no hace algo la propiedad por cambiar esta situación actual al final será dueña de un club endeudado y que habrá perdido lo que le hizo grande: su masa social. La depresión constante lleva al desánimo y este a la apatía que es justo lo opuesto a lo que debe ser un club de fútbol: ilusión, felicidad y sentido de pertenencia. Sin eso, no hay ni amor, pero tampoco hay negocio señor Lim. Feliz semana.

David Torres

Delegado de ElDesmarque en Valencia

dtorres@eldesmarque.com