Miriam 'La Reina' Gutiérrez: KO al maltrato en un combate ejemplar por la vida
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El deporte para salir de una situación límite, golpes para escapar de la violencia de género. Golpes, eso sí, sobre el ring. Catalizando las emociones para aprender a confiar de nuevo, para no encerrarse tras una coraza de miedo e inseguridad. Esa es la historia que Miriam Gutiérrez, La Reina, cuenta a ElDesmarque e Iberdrola. Una historia de superación, de boxeo y, sobre todo, de vida. Una historia para poner en alza que #EllasValenOro.
Natural de Vallecas, Miriam comenzó con el kick-boxing, pero pronto se dio cuenta de que era el boxeo lo que más le llamaba la atención. "No entendía por qué la gente se sentía tan bien después de haber estado golpeándose y salía con una sonrisa", confiesa La Reina. "Me empezó a picar la curiosidad, a pesar de que era muy pequeña, y quise probar".
Siendo muy joven, se fue de casa. Aprendió lo mejor y lo peor de las calles. Decidió irse a vivir con su pareja de entonces. Y ahí todo cambió. Primero llegó el maltrato psicológico, las vejaciones, los insultos... Después, los golpes. Cuando en el gimnasio se dieron cuenta de que los moratones que tenía Miriam por todo el cuerpo no eran propios de los combates de boxeo, la joven dejó de ir a entrenar. Se quedó embarazada con apenas 19 años. Su hija nació a los 8 meses de gestación porque una paliza le provocó un parto prematuro. Fue precisamente el nacimiento de su pequeña lo que hizo que La Reina abriera los ojos.
Puso una denuncia, hubo una orden de alejamiento y aunque creía haberse perdido, Miriam se encontró consigo misma en el gimnasio. Jero García, su entrenador, cogió a su hija en brazos y obligó a su pupila a ponerse de nuevo los guantes. Fue entonces cuando la vida empezó de verdad para nuestra protagonista.
El boxeo como vía de escape y de encuentro
Al volver a subirse al ring, Miriam sentía que la rabia se le escapaba en cada golpe, pero tenía que canalizarla y darle la vuelta a sus emociones: "Es algo peculiar, no es tan fácil", reconoce. "Pasados los años, se puede mirar de muchas maneras. Pero lo vivido, lo gestionado y poder darle la vuelta a la tortilla es lo que peor se lleva. No es lo mismo decirlo que practicarlo y llevarlo a cabo".
Ella contó con ayuda, con grandes apoyos: "Tuve un montón de gente a mi alrededor y pude enfocarlo como una diversión y que podía hacerme sentir muy bien a pesar de mis miedos, porque la mayoría de compañeros eran hombres. Tuve que volver a sentirme segura, volver a confiar". Un verdadero reto.
"Todos los días tenías que luchar contra pequeños demonios que te hacen desconfiar y tu cabeza, que es la más peligrosa, te dice una cosa y tu corazón te dice otra. Tuve a mucha gente apoyándome para estar focalizada y saber verdaderamente lo que quería", sostiene Miriam. ¿Y qué quería? Alcanzar sus objetivos: campeona de Madrid, de España, de Europa... y del Mundo.
Y para eso tenía "que controlar todos esos miedos dentro de mí. Y eso es lo más difícil. Ahora, a toro pasado, parece fácil, pero me costó mucho más que cualquier campeonato o cualquier meta impuesta".
El secreto de La Reina para llegar a lo más alto es sencillo: "Las ganas de superarme, de vivir, de disfrutar y, sobre todo, el acompañamiento, que es algo fundamental".
Todo esto se refleja, literalmente, en su piel. Y no por las cicatrices, sino por los tatuajes. La tinta baña a La Reina de arriba a abajo y todos tienen algún significado: los nombres de sus hijos, una leona en su espalda, una rosa en su antebrazo entre cuyas espinas se puede leer resiliencia. Toda una exposición de las cosas más importantes de su vida.
Los valores marcan su camino
Aunque no debería ser noticia, numerosos medios de comunicación, profesionales y aficionados al boxeo y su propia rival, Katie Taylor, alabaron la deportividad y el buen perder de Miriam Gutiérrez tras caer derrotada el pasado mes de noviembre en Londres. Para ella, sin embargo, es algo innato: "Es una cosa que está en mí y no me puse a pensar qué iban a decir los demás, me da exactamente igual. Era una persona que me había ganado con honradez y de manera muy limpia, lleva tiempo con una carrera impecable y para mí era un honor y un orgullo haber participado en ese pequeño campeonato".
Allí se convirtió en la primera boxeadora (hombre o mujer) que peleaba por cuatro cinturones al mismo tiempo: los de peso ligero de la AMB, FIB, OMB y el CMB. A pesar de haber vivido en una burbuja en el hotel donde se alojaba con su equipo, Miriam reconoce haber disfrutado de aquello, consciente de la importancia que tenía ese combate: "Fue una experiencia superbonita".
En los corazones de Jero García y Miriam estuvo presente el conocido periodista David Gistau, fallecido en febrero de 2020, y muy amigo de ambos. "Nos acompañaba en cada momento que yo iba a pelear porque era un loco del boxeo, le gustaba mucho hacer sus críticas constructivas y cuando le tocaba, era un hombre claro, se podía hablar con él de mil cosas".
Los valores que guían la vida de La Reina no son sólo del y para el boxeo. No puede vivir exclusivamente del deporte y después de varios años como jardinera municipal, Miriam Gutiérrez se convirtió hace un par de años en concejala de la Mujer del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz. Con dos hijos y una pareja, la púgil confiesa que llegar a todo es cuestión de organización y de apoyo mutuo de los cuatro.
Su labor en la concejalía es más que necesaria, puesto que Miriam cuenta con su experiencia de haber salido de una situación de maltrato y, por tanto, con las herramientas para ayudar a localizarlo, atajarlo y superarlo.
El boxeo se convirtió en el catalizador, en la fuente de la que beber agua fresca, en el camino que Miriam La Reina Gutiérrez quería recorrer para dejar atrás los fantasmas y encontrar la luz.
El test de preguntas rápidas de Miriam Gutiérrez
Tal y como esquiva y propina golpes en el ring, Miriam Gutiérrez se somete al test de preguntas rápidas de ElDesmarque y nos da las claves para conocerla más a fondo. No alberga ningún deseo porque lo tiene "todo" y nos cuenta cuál es su plato favorito o el libro que más le ha marcado. Todo, en el vídeo inferior.