A la laguna de Valdeazores por el río Borosa
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"A LA LAGUNA DE VALDEAZORES POR EL RÍO BOROSA" (Sierra de Cazorla. Jaén)
...Cuando se hace, por fin, la luz, es como si una cerilla la vela de este día hubiera encendido. Y nace el calor, tibio de mañana, pero suficiente para irse desprendiendo de parte del ropaje, ella, de lo más grueso: su chaqueta polar; yo, de lo más liviano, un ligero impermeable azul muy oscuro. Pasole a ella mi brazo por su cuello hasta acariciar mi mano su mentón: he ahí, detrás, el río Borosa, éste es el día, la primera mañana del año...
Y en cuanto al perro, decir que al acompañarnos en esta aventura es como si quisiera subsanar el fallo que cometió al alba al confundirnos de rio.
Ya el camino claro, ya el rio también, se agacha ella como queriendo sujetar al perro de la correa, pero es perro muy libre éste, de esos que no tienen dueño, se fugó, lo abandonaron, tomose el día libre por ser año nuevo...
En fin, que no hay collar, ni correa, es lo suyo una caricia, o tal vez tan sólo un quererle sujetar para que salga en esta fotografía que precede a la 'Cerrada de Elías', "un estrecho desfiladero entre paredes verticales que es posible transitar por la presencia de pasarelas voladas y puentes peatonales".
A cien metros de nuestros cuerpos entrelazados está la 'Cerrada', y las aguas, a nuestros pies, hacen honor al nombre que lleva este rio, Borosa, que alude a río blanco y brillante, "procedente de 'bórax', un borato hidratado de sodio, incoloro o blanco como brillo vítreo, que en época árabe se empleaba para soldar el oro"...
Sobre el puente de madera, la mujer de azul, sentada en el pretil con la cabeza del perro negro metida en el regazo de sus piernas. Parece, cuando nos mira, con esa mirada limpia e ilusionada, la confesora de este animal que, por fin, se decidió a dar cuenta de sus pecados, pues los perros, para el que no lo sepa, ensucian su corazón cuando se muestran incapaces de guiar a una pareja ciega de oscuridad y sabiduría...
Después de la 'Cerrada' y los puentes, vuelve el camino, liso, de piedra molida, vegetación y roca son sus paredes, que se convertirán en farallones, "especialmente en dirección hacia donde se dirige la pista, que termina en la Central Hidroeléctrica del 'Salto de los Órganos' "...
Remontar el río es como, escalando una montaña, ir atravesando terribles desfiladeros de roca azotada por mil vientos, y de árboles que, uno a uno, se van supliendo tras su muerte.
Salvaje se torna, poco a poco, esta vereda, no siendo la crudeza de las formas óbice para que el hombre, cariñosamente, sujete al perro de su cuello, perro que me sigue, fie, al igual que ella...
Mas llega un punto en el camino, su hora 'H', en el que su corazón, o sus pulmones, o sus piernas, le dirán ¡basta', y me lo hará saber, sin palabras, con esa mirada suya, remolona, decisión que, aunque yo la anime, no tiene marcha atrás. En el monte, así como en el rio, cuando llega a lo que ella siente como su 'cenit', no hay Dios que le haga dar un paso más hacia adelante, aunque de mi boca le sea anunciado que a tan sólo cien metros se haya la 'Tierra Prometida'..
Así como el caballo rehúsa ante el obstáculo demasiado elevado, ella, luego de mucho andar, se frena ante la pendiente acusada. Se planta. Se queda. Se sienta. Y no se levanta así que le cuentes la maravilla del 'Salto de los Órganos'.
Solo, como en cada promesa de Cielo, "asciendo por la derecha del Borosa, recorriendo la base de los enormes tajos del Picón del Haza, por donde baja la tubería de la Central".
Escalar en solitario me produce una pena tremenda, pero debo responder con un Sí a la llamada que viene de las alturas, alguien debe hacerlo, si ella, no, heme a mí aquí, otra vez más el 'elegido', dos ojos, y no cuatro, como se habría debido, para quedarse absorto, anonadado, temblando de emoción al contemplar la "espectacular cascada que se forma desde que fueron canalizadas las aguas caídas en temporada de fuertes lluvias o deshielo"...
Se precipita el agua, bella, brutal, por los "mil" tubos de este gigantesco órgano pétreo. Y al brotar de la piedra y caer violentamente, una sinfonía de Haendel contemplo con mis ojos, el agua es música, el ruido es el fragor de los timbales..
Va la orquesta, va, con un único testigo, tan sólo había una entrada, Viena en Jaén, Concierto de Año Nuevo en Cazorla, valses, polkas, los Straus están tirando la casa por la ventana, agua a manos llenas, a cántaros, a raudales, tan sólo faltan los fuegos artificiales, eso será a la noche, pero no habrá nadie que se quede a llorar por tantas emociones...
Luego del 'Concierto', atravesar, ya a la carretera, un par de túneles que me conducirán, primero, a la Laguna de Aguas Negras, y, finalmente, a la de Valdeazores, cuna oficiosa del rio Borosa adonde acuden arroyos y arroyuelos, a adorar la vida, tal vez, o a obsequiarla con presentes...
Vi, llegué...y vencieron mis ojos la hermosura. Y así, feliz, pleno de gozo, como un niño, a la carrera, me lancé, me volví hacia ella, y hasta su presencia llegue. Y mientras regresabamos, a la vez que le iba contando mi extraordinaria visión, hubo un momento en el que, en la 'Cerrada de Elías", asida su mano al cable de la barandilla, rompió, complaciente, en una bella sonrisa.
Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis Mari Pérez, 'Kuitxi'.