El Ministerio del Tiempo ha escuchado nuestros comentarios
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Es muy difícil hacer una serie que implique los viajes en el tiempo como parte de su trama sin caer en las paradojas temporales. Si la máxima de este tipo de ficciones siempre suele implicar el no alterar nada del pasado para evitar así cambiar el futuro, conforme avanzan los episodios y si se viaja en el tiempo con frecuencia es complicado no acabar con este tipo de situaciones como guionistas. El Ministerio del Tiempo (2015-) no iba a ser diferente, y más en una era donde las redes sociales permiten comentarios en tiempo real y con plataformas de gran alcance.
Desde que se estrenara la serie, y especialmente en la subtrama del viudo Julián y la trágica muerte de Maite, se tanteó el terreno de la paradoja hasta culminar en un final de temporada que entraba de lleno en el asunto, cuando Julián y Amelia iban al día de la muerte de Maite para tratar de salvarla, sin éxito. Esa escena recordaba a otras ficciones con este elemento, como el impactante disparo de Sayid al joven Ben en la 5ª temporada de Perdidos (2004-2010), y la negativa de Jack a salvarlo. Como resultado, Kate y Sawyer llevan al niño a Los Otros, que le curan pero corrompen para siempre. Y por eso Ben es cómo es en el presente. ¿En qué se parecen Perdidos y El Ministerio del Tiempo entonces? En que la explicación a la paradoja es que lo que pasó, pasará siempre. El día en que murió Maite, Julián y Amelia siempre estaban ahí, y las acciones de Sayid y Jack siempre causaron el cambio en Ben.
Esa suele ser la respuesta de los guionistas a la paradoja, que no es tal sino que en realidad se estaba repitiendo lo que ya había pasado. Sabiendo que muchos fans no quedan satisfechos con esa respuesta, en el último episodio los responsables de El Ministerio del Tiempo nos hicieron un guiño y pusieron en boca de Alonso nuestros pensamientos. Al presentarse una situación similar, donde lo que pasaba históricamente siempre iba a pasar, lo cual implicaba que la patrulla siempre iba a hacer ese viaje, Alonso desecha la idea de darle vueltas al asunto porque le duele la cabeza pensar en esas paradojas. Javier Olivares y su equipo nos dicen ahí que nos escuchan, que nos comprenden, pero que darle excesivas vueltas al asunto es fútil. Hay que relajarse y disfrutar de una premisa a la que pedirle credibilidad es ridículo. Si alguien deja de ver El Ministerio del Tiempo porque le molestan las paradojas está en su derecho, pero dedicarse a contarlas en lugar de disfrutar del entretenimiento parece más ganas de criticar que otra cosa.