Donkey Kong Bananza: la expresión definitiva del buen rollo

Donkey Kong Bananza es la mayor expresión posible del entretenimiento puro con una consola en mano. La expresividad hecha sonrisa está tanto en el mono como en el propio jugador a partes iguales mientras todo se funde en destrozar escenarios de mil formas posibles y encontrar centenares de plátanos ocultos.

La dificultad de trazar un dibujo parecido al de Odyssey pero en el barco de la Nintendo Switch 2 no merece comparaciones. Los creadores de uno de los mejores plataformas de la historia cambian el bigote italiano para comandar el primer single-player de Switch 2, y es una genialidad a todos los niveles. No es perfecto en tanto que el usuario exija algo que está fuera de Nintendo, pero es maravilloso.

Lo es porque entre discursos de contendiente al GOTY sobresale el jugador. Es un juego muy pulido, que demuestra el potencial de la consola y lo hace además devorando la experiencia al máximo incluso en el modo portátil. Pero cuida al gamer en cada segundo de juego porque da todo lo que promete, sorprende a cada paso y siempre pide más.

La mayor expresión de entretenimiento puro

Bananza es la expresión definitiva del buen rollo, de pensar una pequeña parte del tiempo para después destrozar todo tipo de elementos sin importar más que la diversión. Pureza , sencillez y mucho encanto. Y la unión de todas esas piezas con la explosión de poder de las transformaciones es el súmmum para probar todo tipo de combos.

La dosis de ese retiro diario o semanal de Bananza es la duración de la batería de la consola o la de tus propios ojos ante el sueño. O quizás un terremoto ajeno. Dejar de jugar a lo nuevo de Nintendo es imposible por el frenetismo impulsado en la dinámica del juego desde el inicio. Los desafíos se agolpan entre secretos, fósiles y plátanos ocultos y es imposible parar sin ver pasar las horas en el reloj.

La inclusión de Pauline es esa estela que demuestra una vez más lo bien que entiende a sus jugadores Nintendo. Un personaje en un tercer plano durante muchos años que ahora toma el primer plano, desde otra perspectiva, para ser un valor seguro. Y todo porque la conexión funciona tanto como la trama.

Te atrapa desde el primer minuto de juego

La narrativa en sí convierte ese estilo en algo más pausado en las cinemáticas, y sobre todo en la relación de la pareja. La simbiosis de Donkey Kong y Pauline, el drama y el acompañamiento de este es perfecto para aportar una melodía extra a la composición. Empatía, comprensión, discusiones con un mono que no hace otra cosa que poner caras y mirar al siguiente mundo…y entre tanto la nada para salvar el mundo.

Quizás el diseño de niveles no es tan legendario como el de Odyssey, pero no busca serlo. Aquí cada nivel es efectivo, es funcional incluso desde el acercamiento del mapa a cada regreso a la partida. Es intuitivo, te reta a seguir y sabe a lo que juega. Es el Nintendo sobresaliente que además juega a emocionar y a descubrir nuevas interacciones entre personajes.

La definición más sencilla del videojuego desde sus inicios es la de establecer un punto de fuga. Dejar atrás la realidad hasta para hacer de esa experiencia una inmersión inolvidable. Ese primer bocado a un videojuego en la vida es perfectamente lo que desprende Bananza.

Conclusiones de Donkey Kong Bananza para Nintendo Switch 2

Es hábil, divertido, entretenido, sencillo de entender y muy fácil de disfrutar. Es un juego perfecto para todas las edades, tanto para abrazar el coleccionismo como el simple avance hacia el centro del mundo. Es un clásico desde su aterrizaje por mecánicas, universo y jugabilidad. Y coloca un nuevo estándar a largo plazo para el género.

Lo mejor

• Engancha y te atrapa, es una sensación de liberación constante
• Es un juego increíblemente fluido

Lo peor

• El caos de las cámaras durante ciertos puntos de la destrucción
• La sencillez de la mayoría de jefes

90/100