El Consejo General de Colegios Farmacéuticos alerta de los medicamentos que pueden afectar a la conducción

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Algunos fármacos provocan somnolencia, alteraciones visuales, reducción de reflejos...
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Estos efectos varían entre personas e incluso, en la misma persona en diferentes momentos del día
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Durante las vacaciones de verano el número de desplazamientos en carretera aumenta considerablemente y con ello, los accidentes de tráfico. Una parte de estos, cerca del 5%, "están relacionados con la medicación", apunta el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF); y es que, hay algunos fármacos que pueden alterar la capacidad para conducir.
Somnolencia, reducción de reflejos, sensación de relajación, aumento del tiempo de reacción, alteración de la percepción de las distancias y cambios visuales o auditivos, son algunos de los efectos que pueden provocar cerca de 5.400 medicamentos vendidos en farmacias comunitarias y determinados tratamientos recibidos en el ámbito hospitalario.
Qué fármacos alteran la capacidad de conducción
Entre los medicamentos que, bien por su efecto terapéutico o bien como consecuencia de un efecto secundario, pueden alterar la capacidad a la hora de conducir son los siguientes:
- Hipnóticos, que usan para los trastornos del sueño, como el insomnio
- Ansiolíticos, para tratar la ansiedad o también ciertos casos de insomio
- Antidepresivos
- Algunos antigripales
- Determinados analgésicos para el dolor, como el caso de los opioides
- Antihistamínicos, para las alergias primaverales
- Antiepilépticos
- Ciertos fármacos para tratar el párkinson o algunos trastornos psicóticos como el bipolar o la esquizofrenia
Asimismo, desde el CGCOF apuntan que "hay que evitar conducir al inicio de un tratamiento que potencialmente pueda disminuir reflejos o capacidad visual, tener especial precaución a la hora de la indicación conjunta de varios medicamentos, y por supuesto, no consumir alcohol".
No obstante, al igual que existen fármacos que pueden alterar la capacidad de conducción, hay otros que "permiten controlar una enfermedad o condición que afecta a la capacidad de conducción". Un ejemplo de ello son los fármacos antiepilépticos, pues cuando la enfermedad no está controlada y la persona epiléptica ha sufrido alguna crisis durante el último año, no puede conducir.
Por ello, si el paciente tiene cualquier duda al respecto, puede y debe preguntar a su médico o farmacéutico, "ya que un mismo medicamento puede afectar a una persona y a otra no, incluso podría afectar de forma distinta al mismo individuo en momentos diferentes", concluyen desde el Consejo.