Carta abierta a Israel

Ya te dije yo que se iba a liar en La Vuelta. Y vaya si se ha liado. Estaba claro desde el primer momento. Unos culparán a los otros y los otros harán lo mismo con los unos. Unos tendrán sus defensores y sus críticos. Y al revés, también. A mí no me gusta nada esta situación, porque siempre acaban perdiendo los más indefensos. Y muchas veces salen indemnes los culpables. No hablo ya de la imagen internacional, que queda por los suelos. O por lo más alto, según se mire. Ni de los que hablan más de la cuenta. O los que se meten donde no deben. O no saben. Siempre gana el que menos lo merece. Y los hay muy listos, que aprovechan el momento a la perfección.

Te dije que iba a ser un lío gordo. Que si empezaba un día nadie sabría cuándo podría acabar. Que te ibas a quedar sin disfrutar de verdad de esas tardes de deporte que llevas disfrutando desde pequeño. Aunque fuese por la tele, casi que mejor que estar en el sitio visto lo visto. Sufrido lo sufrido. Esos finales, esa emoción, las cabezas de carrera o el pelotón. Muchos años viendo tu vuelta sin dormir la siesta, con lo que te gusta eso a ti.

Y aunque has podido dar alguna cabezadita, en pleno aburrimiento de la carrera muchos días, los sobresaltos llegaron no por los ataques endemoniados sobre las bicis. Fueron otros ataques más complicados de explicar. ¡Que un ciclista se tuvo que ir a su casa por una caída!

Una Vuelta a España (mejor dicho, a un trozo de España y parte del extranjero) que nunca se olvidará. Ni Vingegaard, el flamante ganador, celebrando su triunfo a escondidas y sobre unas neveras. Al final las neveras valen más de lo que uno piensa. Te dije que la cosa iba a acabar mal, el último día es la respuesta. Los tíos de la UCI (qué poco me gustan esas siglas) dijeron que el equipo seguía y el equipo siguió. Y el zambombazo de ayer al gobierno de Pedro Sánchez fue gordo. Ojo ahora con la final del Mundial de fútbol, verás tú. Eso sí, sin Pogacar, el ciclismo es diferente, pero no me esperaba yo que llegara a serlo tanto...

Siéntense los que tienen que arreglar este caos, que hay muchos niños muriendo. Muchas gente inocente. Solucionen, pero ya. Y no mezclen más la política con el deporte. Aunque hay quien dice que una protesta no es protesta si no hace daño a otro. Ahí está todo dicho. Bueno, no. Por cierto, Israel, no te digo querido amigo por si alguno se molesta. O mejor te llamo Isra, que es más corto y da menos problemas. Vas a tener que cambiarte de nombre lo antes posible. Pero pregunta antes por si acaso alguien se enfada.