Problemas para BMW, Mercedes, Audi y compañía, China se inventa un nuevo arancel que frenará sus ventas

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La crisis comercial entre Europa y China no deja de crecer. Aunque ambos bloques negocian un acuerdo para rebajar la tensión por los precios de los coches eléctricos, Pekín ha movido ficha con una jugada que golpea directamente a las marcas premium europeas.
El gobierno chino ha modificado su impuesto de lujo. Hasta hace poco solo afectaba a modelos con precios superiores a 166.000 euros. Sin embargo, desde el pasado 20 de julio, el límite se ha reducido hasta los 115.000 euros. Eso significa que un 10 % extra se aplica ahora a gran parte de los BMW Serie 7, Mercedes Clase S, Porsche Cayenne o los Range Rover de JLR.

Golpe estratégico encubierto de China a Mercedes, BMW y compañía
En China dicen que esta medida que busca “promover un consumo racional” y frenar los gastos excesivos. Pero la realidad es otra: se trata de un golpe estratégico para presionar a fabricantes europeos en plena negociación con Bruselas. Marcas como Mercedes, BMW o Land Rover llevan tiempo perdiendo terreno frente a los fabricantes chinos, mucho más rápidos en ofrecer tecnología avanzada a precios competitivos.
Los números hablan solos. En el primer semestre, Mercedes ha caído un 14 % en ventas en China, BMW un 15 %, Porsche un dramático 37 % y JLR un 31 %. Incluso Audi, la que mejor resiste, se deja un 10 %. Un golpe durísimo si se tiene en cuenta que este país es el mayor mercado mundial para los coches de lujo europeos.

No solo afecta a las premium europeas
Algunos fabricantes intentan reaccionar. Mercedes mantiene descuentos temporales en su Clase S, mientras Porsche estudia rebajar el precio del Taycan para que quede por debajo del umbral de los 115.000 euros. Una estrategia arriesgada, porque supone renunciar a márgenes de beneficio en un contexto de guerra de precios que ya asfixia a los concesionarios.
La medida, además, no solo golpea a los europeos. También afecta a modelos chinos como el Yangwang U8 o algunas versiones del Huawei Maextro. Aun así, la presión política está clara: debilitar el atractivo de los fabricantes extranjeros y reforzar el consumo de marcas locales.

Lo cierto es que, de no cambiar nada, a finales de 2025 el balance global de estas marcas se resentirá con fuerza. El lujo europeo, que siempre fue un objeto de deseo en China, ahora se enfrenta a un futuro incierto. Y esta vez, el enemigo no es la competencia, sino un nuevo arancel diseñado para frenar sus ventas.