El nuevo Alfa Romeo tiene, según sus clientes, un problema
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Los fieles de Alfa Romeo han denunciado la desagradable sorpresa que se han encontrado al abrir el capó
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El Alfa Romeo Junior, la última novedad en la etapa reciente de la marca italiana, ha generado un entusiasmo inicial notable. La marca italiana lo presentó como su gran apuesta de futuro. Un diseño atractivo. Un interior cuidado. Una imagen de marca poderosa. Pero algo no está funcionando.
Los primeros propietarios ya han empezado a hablar. Y lo que dicen preocupa. Muchos esperaban un coche con alma italiana. Algo fiel a la tradición deportiva del Biscione. Pero cuando abren el capó descubren lo contrario. Descubren un motor que, según ellos, “no es Alfa Romeo”. Y ahí empieza el problema.
La desagradable sorpresa con el capó del Alfa Romeo Junior
El corazón del modelo es un motor francés, un tres cilindros de 1.2 litros con tecnología de 48V. Eficiente, sí. Moderno, también. Pero para los seguidores de la marca es una decepción. Ellos querían un propulsor propio. Algo con carácter. No una evolución del conocido, y polémico, PureTech. La información vuela. Y muchos clientes llegan al concesionario ya con dudas.
Los vendedores se esfuerzan. Explican. Dan números. Hacen comparaciones. Pero no convencen. Los compradores potenciales valoran el coche. Les gusta el diseño, el interior y el precio. Pero al final no repiten. La frase que más se escucha es: “No quiero un Alfa con motor francés”.
Los fieles a la firma italiana no quieren un motor francés
El problema no es técnico. Es emocional. Es de identidad. Y en Alfa Romeo lo saben. Saben que este motor compartido responde a políticas de sinergias dentro de Stellantis. Saben que el ahorro de costes pesa más que el romanticismo mecánico. Pero también saben que así están perdiendo a su cliente más fiel. Un cliente exigente. Pasional. Tradicional.
La marca ha empezado a reaccionar. Lo está reconociendo de puertas adentro. Por eso modelos como el Giulia y el Stelvio han sido rescatados. Porque la nueva generación, basada en eléctricos puros, no convence a su público. Y porque quizá sea el momento de recuperar la plataforma GIORGIO, la más querida por los aficionados.
Alfa Romeo está en un punto decisivo. O cambia el rumbo o perderá una parte importante de su esencia. Los clientes lo dicen claro. El coche es bonito. Es moderno. Es competitivo. Pero tiene un problema. Y ese problema está bajo el capó.