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Manifiesto en favor de la supervivencia del Bilbao Athletic
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Manifiesto en favor de la supervivencia del Bilbao Athletic

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ElDesmarque

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El entrenador del Córdoba, José Luis Oltra, casi da en el clavo oficiando de augur hasta cuando, en la previa del 1 a cero goles de ayer en tierra de califas, intentó equivocarse: “Es un error pensar que en el minuto 20 vamos a ir ganando”.

Si llega a haber dicho en el 22, habría hecho pleno con el rosario de tópicos que fue desgranando en los días anteriores al choque. Porque en el 21, Yeray ´metió la pata´, y en el 22, a pesar de sus dotes de adivino, Remiro no pudo desviar el disparo desde los once metros del canterano merengue Raúl de Tomás ya que, cuando iba a repelerlo con su guante derecho, un topo surgió entre la hierba del Arcángel obligándole al cuero a dar un brinco traicionero.
 
Oltra miró a la grada y pidió disculpas por la vomitiva ración de cerrojo a la plancha que se disponía a servirle a su afición, y por haber declarado públicamente que el pensamiento de los hijos del Arcángel estaba equivocado de raíz.  Tenía ya lo que quería, pero no lo que pensaba que podía tener. Se acordó, entonces, de los elogios que había vertido sobre la muchachada de José Angel Ziganda: “Es un equipo intenso, está en un buen momento de forma y desprende buenas sensaciones”. Y con respecto a los suyos, mirando a su capitán, se tocó la cabeza en clara señal de que indicara a sus compañeros que jugaran con sentido. Había dicho a la prensa que ese partido lo iban a ir a ganar, pero como ya lo tenían ganado, metió a su rebaño en el redil del área y aledaños…para que el lance no se le atragantara.

Fue entonces el momento de Rodas, que, habiéndose deshecho en elogios a los del ´Bilbao´ a base de lisonjas tales como “que dinámicos son estos chavales, qué alegres, que afán de agradar, liberados de toda presión, sólo centrados en el disfrute”. Ejercía de coloso Rodas en el centro de la defensa. Para que jugadores como ´Luso´ tomaran ejemplo, no llevándose a error, entendiendo que el rival que tenían enfrente era “incluso más difícil que todos los anteriores”, qué chicos más entusiastas éstos, qué ganas de demostrar a sus superiores que pueden jugar en primera división, se han adaptado de cine a la categoría hasta el punto que han merecido ganar varios de los partidos que han perdido, y si no lo han hecho, si han sucumbido, habrá sido “por otras circunstancias”.
 
Si hubiera dicho por “oltra” circunstancia, no habría errado.  Las circunstancias que ya de entrada había desplegado el entrenador del Córdoba sobre el campo para que el “Yo más profundo” del equipo de Ziganda quedara minimizado. “Nosotros vamos a ir y el Córdoba nos esperará”, había advertido el adiestrador de los cachorros.
 
“A ver quién gana esta pelea, esta bonita prueba entre jugadores y entrenadores”. Combate atractivo pero desigual. Pues en un mismo ring se están peleando pesos pesados contra ligeros, la solvencia y el poder físico de hombres de 34 años, acuciados por la urgencia de estar arriba, muy arriba, incluso entre los dos primeros que reciben como premio el ascenso directo a la liga de las estrellas. José Luis Oltra, que cuando juega de local se tapona los oídos con homérica cera para no escuchar los improperios de su propia afición, levanta un muro de cemento en el centro del campo, y otro de hormigón al borde del área, este último todo él hecho con materia de primera división.
 Va el Bilbao Athletic de Cuco, va. Espera el Córdoba, espera. Hambre de victoria de un ejército de infantes ambiciosos, espoleados por la novedad de guerrear en campos de primera. Los cachorros toman el mando utilizando “control”, y el Córdoba se “preserva” a base de la “marcha atrás” para mantener su portería virgen. Chicos de veinte años impartiendo docencia a hombres con hijos  de Bautizo, Primera comunión hecha, e incluso confirmados, o sea, niños con granos. Es un disloque de roles y uno se pregunta el por qué. Es la rabia de comprobar cómo el necio se lleva el agua a su molino y el virtuoso no recibe sino castigo.
 Son ya cinco derrotas en siete partidos. Encuentros parejos, como los califica Ziganda. “En los que siempre somos nosotros los que llevamos el control”. “Pero cuesta ganar”, advierte. A estas alturas de la liga, y vistos partidos, como el de ayer, en los que el que más méritos acumula para la  victoria resulta de manera sangrante derrotado, uno se pregunta si no habrá llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre: En Lezama hay un topo. Un infiltrado que se dedica a poner palos en las ruedas de la elegante diligencia que de manera intachable conduce José Ángel Ziganda.
 
Este equipo de cachorros, camada cuya media entorna los veinte años, juega como los ángeles de un dios “cuco” que ayer en el Arcángel se pusieron a bailar la rumba. Qué salero. Qué alegría. Qué meneo. Pero, del mismo modo, y de su enfado monumental participo, desde principio de temporada, por parte de Ziganda… ¡qué cabreo!... Juventud… ¡divino tesoro!... pero nos falta un tesorero, o dos, yo diría que tres. Un trío que atrás sea baluarte, en la media ladrón, juez y parte, y en la vanguardia, alguien que a la hora de matar se enorgullezca de ser la tercera generación de una familia de verdugos.
 
Estos chicos, protegidos por el escudo de unos años de más, en Segunda División serían gigantes. Y es así que a este artículo y a este articulista le ha llegado la hora de llamar a los jugadores por su nombre. Yo citaré unos cuantos a modo de ejemplo, y el que quiera entender… que entienda…
 Guillermo, Morán, Ruiz de Galarreta, Bustinza. Y me voy al otro lado y los señalo, y en mi gesto no aparece el pudor, porque ser veterano es un grado, y no pecado: Toquero, Viguera, Sola. Regreso al  futuro y pensando en sus prestaciones me recreo: Lekue, Kepa Arrizabalaga. Por qué el Papado no se da un respiro, y monta un conclave luego de que en la Catedral la parroquia a la misa haya asistido con el alma en vilo.
 
Sé que al haberme pronunciado me la juego. Sé que lo mío es osado, temerario, pecado, blasfemia, apostasía, cosa de locos, el sueño de una noche pesarosa tras lo que en el Arcángel vi, anonadado. Yo soy periodista, un visionario, el ´podemos´ de un  Bilbao Athletic derrotado,  que a  veces me vuelve loco,  y no doctor. Los doctores los tiene la Iglesia. San Mamés es Catedral. Ziganda ya se quejó. Que no nos venza la amnesia.  Post-Scriptum: La lista de jugadores llamados a custodiar el poderío de un equipo talentoso es abierta. Meta, pues, nombres en la hucha de esta cuestación a favor de la supervivencia del Bilbao Athletic. Una especie, al igual que su padre, única en el mundo, y así mismo frágil, delicada, tierna, en peligro de extinción al vivir rodeada de tanto depredador. La imaginación, al poder.   Por Luis María Pérez García, KUITXI. Exjugador del Club Portugalete, periodista y entrenador de Fútbol

@kuitxi

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