El efecto Esnáider

Uno por uno, casi desde el principio de la llegada de Juan Eduardo Esnáider al banquillo del Getafe, sus jugadores fueron alabando el trabajo de un técnico que apostó por el riesgo por una misión complicada: salvar a un equipo a un paso de Segunda División.Juan José Lahuerta
Aunque el Getafe suma tres partidos en la era Esnáider con cuatro puntos de nueve posibles y una mejora de su juego con un cambio de actitud de sus futbolistas, el conjunto madrileño sigue en puestos de descenso. Pero la tendencia es otra. Ya no parece que todo va en picado. Ahora, el nivel del Getafe es creciente, no decreciente.
La culpa la tiene Esnáider. Debutó con un imposible, ganar al Real Madrid con dos días de entrenamiento tras sustituir en el cargo al destituido Fran Escribá. Perdió 1-5 y luego puso el punto de mira en Anoeta, donde ganó 1-2 a la Real Sociedad para acabar con una racha de 13 choques consecutivos sin ganar.
Después, el Valencia estuvo a punto de sucumbir al empuje del Getafe, que perdió dos puntos de oro en los últimos instantes del choque, en los que el equipo de Pako Ayestarán empató por medio de Paco Alcácer. Aunque hubo alguna cara de desilusión tras el pitido final, las sensaciones fueron buenas. Todos en el vestuario azulón estaban de acuerdo: hay nivel y el Getafe ha dado con la tecla correcta.
Los jugadores confirmaron la mejoría. Cuestionados por su entrenador en diferentes ruedas de prensa, todos declararon abiertamente su amor por Esnáider . Incluso después de perder 1-5 contra el Real Madrid. En ese momento, el delantero serbio Stefan Scepovic ya encontró "mejoras positivas" en su equipo.
Tal vez el más contundente fue Pedro León, que con Escribá alternaba partidos en el once titular con encuentros en el banquillo. Con Esnáider al frente, cuando pudo alinear al murciano (no estuvo en San Sebastián por sanción), siempre jugó desde el inicio.
"Llevábamos 13 partidos seguidos sin ganar. Necesitábamos un revulsivo. Se nota que es el equipo otro. No hay que echar abajo el trabajo de otro entrenador, pero 13 partidos sin ganar era una losa. Era difícil de quitar esa losa y la hemos quitado. El equipo juega bien al fútbol", declaró Pedro León justo después de empatar 2-2 con el Valencia.
El defensa argentino Santiago Vergini también se deshizo en halagos hacia su entrenador. Como Pedro León, habla de revulsivo. No hay duda que Esnáider no ha dejado indiferente a sus jugadores:
"Hubo una reacción del equipo. Tal vez suene contradictorio, pero desde dentro a veces es más difícil encontrar qué esta pasando. Con la llegada de Juan y su cuerpo técnico, con Mauricio Elena (segundo técnico), tuvieron una lectura desde fuera e hicieron hincapié en lo emocional. Supieron transmitir su confianza y fe a nosotros y nos llegó", dijo Vergini en una rueda de prensa.
También el portero Vicente Guaita, que, como Scepovic, dio la cara después de perder 1-5 en el estreno en el banquillo del preparador hispanoargentino. Sólo tuvo buenas palabras para él: "Llevamos poco tiempo y ha transmitido es mucho optimismo, que es lo que queremos todos los jugadores. Ha aportado cosas nuevas, seguimos trabajando y en esa línea estamos"
El último en opinar sobre Esnáider fue el argentino Emiliano Buendía "Emi", que habló sobre su técnico este viernes. Y, como no, dijo cosas buenas: "Es un referente para mí en el mundo del fútbol. Cambió mucho la dinámica del grupo. Estamos todos a una y muy contentos. Confiamos en poder revertir la situación"
Ahora todas esas palabras bonitas de los futbolistas del Getafe hacia su entrenador se tienen que traducir en resultados, puntos y una salvación que Esnáider ya conoce en el Getafe. En la temporada 2008/09 llegó al club como segundo de Míchel a falta de cinco jornadas para el final de la Liga BBVA y en una situación similar.
Entre los dos, salvaron al Getafe y se habló del "efecto Míchel". Esnáider hizo su trabajo en la sombra, pero años después de aquel éxito tiene todos los focos apuntando a su figura. Los resultados de su trabajo ya asoman y no pintan mal. El "efecto Esnáider" comienza a hacerse notar en una plantilla que está a muerte con su entrenador.