Careo cercano a las dos horas en la Ciudad Deportiva previo al entrenamiento
El Real Zaragoza ha salido muy tocado de sus dos últimas derrotas. Si escoció la goleada recibida frente al Alavés en el estadio de La Romareda, caer frente al Málaga por 3-0 ha supuesto la gota que ha colmado la paciencia de la afición blanquilla.
Algo que se ha visto reflejado también en el sentir del vestuario, comandado por Fran Escribá, que tras el partido tuvo una rueda de prensa especialmente dura en la que dejó entrever el malestar con sus futbolistas, incapaces de competir ante un equipo en zona de descenso.
El Real Zaragoza se encuentra a tiempo de evitar males mayores y para ello debe conseguir buenos resultados en sus próximos compromisos, el más inmediato, ante el Burgos, en una Romareda que puede ser una olla a presión. Por ello, conscientes de la situación en LaLiga SmartBank, los intengrantes de la plantilla aragonesa se han reunido durante una hora y cuarenta minutos en la Ciudad Deportiva.
En el que era el primer entrenamiento tras la debacle sufrida en La Rosaleda, jugadores y cuerpo técnico han tenido tiempo de sobra para compartir sentimientos, ideas y pensamientos a la cara durante cerca de dos horas antes de saltar al verde de las instalaciones de la carretera de Valencia.
Sobre el césped, caras largas y rictus serio de unos futbolistas que han tomado conciencia de lo delicada que es la situación en la que se encuentran, apenas a cuatro puntos del descenso y que deberán comenzar la redención de inmediato, desde el próximo fin de semana cuando salten de vuelta al estadio de La Romareda.