Escudé: "Derbis hay muchos, pero a veces no lo son aunque se llamen así"
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"Lo mejor que tiene el Sevilla es su afición", recuerda en Palabra de Capitán
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Se avecina el derbi sevillano, la mayor expresión futbolística de la dualidad de la capital andaluza. La rivalidad entre el Sevilla FC y el Real Betis Balompié es muy especial porque está en la convivencia diaria, y eso lo nota hasta el que viene de lejos. Julien Escudé, por ejemplo, ganó tres de los siete derbis que disputó como sevillista, y recuerda ese partido de un modo muy especial.
El exfutbolista francés, un enamorado de la ciudad, habló sobre este partido único en Palabra de Capitán, junto a Rafa Mainez, y para un hombre que disputó partidos de enjundia, no hay ninguno como este. “Derbis hay muchos, pero a veces no son derbis aunque se le llamen así. Yo he convivido en Sevilla en la misma ciudad, voy a un bar o a una recepción y me enseñan la camiseta del Betis. Tú lo convives en el día a día”, expresaba.
Especialmente, si se vive en el Sánchez-Pizjuán, ya que Escudé lo tiene claro. “Lo mejor que tiene el Sevilla es su afición”, expresaba antes de narrar sus vivencias y la diferencia con los jugadores actuales. “No han vivido lo que vivimos nosotros ganando títulos y compartirlo con la afición. Veía la gente llorar. La gente lloraba de amor por su equipo. Los estadios en España son muy familiares. No me chocaba, pero cuando veía un socio con su madre, su abuela o su niño me gustaba muchísimo. Y me sigue gustando. Es la cultura y la pasión de los españoles. Yo venía de fuera, no era sevillano. De repente darles esa alegría... Te daban las gracias. A día de hoy, me siguen diciendo ‘nos has hecho muy grandes’. Yo les di lo que me habían dado", rememora.
La salida al campo con el Himno del Centenario de fondo
Y si hay un detalle que no olvida ningún jugador de los que vistió la casaca sevillista, es el de saltar al terreno de juego. “Primero el calentamiento en el vestuario. El estadio como es de hormigón, cuando sales al calentamiento... Sales y de repente entras al túnel, escuchas gritar y cantar. Cuando escuchas el Himno, estás con tus compañeros, te miras y sabes que algo pasa. Subes las escaleras, miras al estadio, con el Himno. Era una fuerza última espectacular. Luego, el clima, tener ese cielo azul. Siempre levantaba la cabeza y qué bonito, manga corta, qué calidad de vida. Doy mucha importancia a esas cosas. El estadio es como una plaza de toros, eso es algo espectacular”, recordaba un Escudé que vivió en el Ramón Sánchez-Pizjuán sus mejores momentos como futbolista.