Ginter, el zaguero mutante que se apunta a coleccionar medallas preciosas

Matthias Ginter, el alemán que se hizo zaguero en los días que destacaba como goleador del equipo juvenil del Friburgo, está a un partido de convertirse en el primer futbolista con una medalla de campeón mundial y una olímpica de oro.Ganar a Brasil este 20 de agosto en el estadio Maracaná es lo que el jugador de 20 años necesita para oficializar tremendo logro.
Su país también busca un desafío sin precedentes: el primer oro olímpico como país unificado. Alemania Oriental lo ganó en Montreal 1976 y Alemania Occidental apenas alcanzó un bronce en Barcelona'92.
Ganar a la Canarinha en su territorio es algo que sabe como pocos el jugador nacido el 19 de enero en Friburgo de Brisgovia.
Ginter era uno de los 23 que Joachim Löw llevó al Mundial y desde el banquillo de la Die Nationalmannschaf fue testigo del 1-7 infligido a Brasil en el partido de semifinales jugado el 8 de julio de 2014 en el estadio 'Mineirao', de Belo Horizonte.
No tuvo minutos pero supo entonces cómo debe ser planeada la preparación para minar a los brasileños.
Tenía entonces 20 años cuando su selección puso proa hacia la final que conquistó, qué casualidad, en el mismo estadio Maracaná, el 13 de julio.
En otras palabras, al nacido en Friburgo no le resulta extraño el ambiente brasileño, ni el clima futbolístico en Río de Janeiro, que dista apenas 136 kilómetros de Nova Friburgo, la primera colonia no lusitana que entre 1829 y 1830 fue colonizada por alemanes.
Demasiadas coincidencias para un joven precoz, cuyo caso podría compararse como el de algún prodigio mutante.
Habían pasado dos días de haber celebrado sus 18 años cuando el técnico interino del equipo Christian Streich promovió su debut en un partido crucial para evitar el descenso.
Ginter, que la temporada anterior había marcado 14 goles con el equipo juvenil y llevaba 9 de ese curso de 2012, marcó el gol del triunfo en su debut como profesional y entró en los libros de historia del Friburgo como el más joven anotador.
La historia no sería más extraordinaria si poco después, ante una racha de lesiones en la defensa, a Streich no le quedó más alternativa que poner a su joven goleador como zaguero.
El resto de la historia no es difícil de imaginar.