Optimismo sí pero euforia no que llega el derbi
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La lucha sin cuartel entre Valencia y Atlético no encontró vencedor
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Marcelino: "Los valores de este equipo te llevan al optimismo"
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El nostálgico regreso de Aimar a Mestalla
Me siento delante de ordenador para analizar el Valencia CF - Atlético de Madrid y me encuentro con sensaciones contrapuestas. Estoy contento, creo que el Valencia ha hecho un partido bueno, con tintes de excelencia si recuerdo lo que vi la temporada pasada en Mestalla. Sin embargo, no sería justo conmigo ni contigo lector, si no te digo que se me queda un sabor agridulce en la garganta viendo el escaso bagaje ofensivo del equipo valencianista.
Qué corta es la memoria para las cosas malas, qué larga debe ser para las buenas y qué precisa debe ser para el mundo del fútbol.
Por eso, creo que analizar el duelo olvidando el pasado más reciente es ser injusto con el club y con el equipo. Los de Mestalla no ganaron, no perdieron, pero sí compitieron y jugaron de tú a tú contra el todopoderoso Atlético de Simeone. La cosa pinta bien, el Valencia sigue invicto, no encaja goles y parece que siempre fue así, todo de color de rosa.
Y eso es porque uno tiende a olvidar pronto lo malo. Llámenlo optimismo, supervivencia o ansias de ser feliz, pero en el seno de la hinchada valencianista me da la sensación que hemos dado carpetazo al pasado a la velocidad de la luz y ya estamos con un nivel de euforia excesivo. Todo huele bien, todo pinta bien y, sin duda, es mejor seguir progresando y creciendo con resultados positivos, que haciéndolo a base de palos como la campaña pasada o, si me apuran, las dos anteriores. Sin embargo, esas buenas sensaciones, ese árbol de optimismo, no puede cegar el análisis frío de un encuentro, el de este sábado, en el que el Valencia defendió bien, trabajó mucho, llegó al final con opciones, pero al que arriba le falta punch.
Por fortuna, me da la sensación también de que si hay alguien que no se va a confiar por estas sensaciones es Marcelino. Ese es el gran fichaje del Valencia este año. El asturiano ha sabido en dos meses cambiarle la cara por completo al equipo, al club y ¿por qué no? también a su afición. Seguro que él es el primero en decirle a los suyos: alegría sí, euforia no, que llega el derbi y el Levante es un rival rocoso como pocos.
La semana más divertida del año
Lo dejo aquí; pero me parecía importante hacer la reflexión antes de entrar en la semana más emocionante, divertida y rara a la vez en el año: la semana del derbi. Aquella en la que el fútbol sí o sí vuelve a ser el centro de la vida de la ciudad. Además, Levante y Valencia llegan más igualados que nunca, con dos directivas maduras, en las que el espectáculo y la deportividad están por encima de cualquier rivalidad que no sea estrictamente deportiva. Y eso, qué quieren que les diga, es un privilegio poder vivirlo como aficionado y como periodista. Dicho esto, que gane el mejor. La semana promete.
Aimar, qué grande eres
Aunque, si de privilegios hablamos, les diré que uno tuvo el enorme placer de trabajar, vivir y seguir el Valencia CF de Aimar (y de tantas otras estrellas, claro). ¿Saben que hubo un tiempo en que no toda Mestalla coreaba al talentoso futbolista argentino? No quiero reabrir debates ni arrojar sal a las heridas del pasado; pero me encanta ver cómo el tiempo ha devuelto a Aimar al pedestal que merece. Pablo fue importante en el campo y en la grada en una época, en unas temporadas, en los que el Valencia, entre otras cosas, fue campeón de Liga. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia