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Keeper: porque a veces cuesta amar a Tim Schafer
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Keeper: porque a veces cuesta amar a Tim Schafer

Aprendiendo a caminar en Keeper, de Tim Schafer
Aprendiendo a caminar en Keeper, de Tim Schafer
  • Uno de los padres de las aventuras gráficas, que esta vez no ha acertado demasiado

  • Un walking simulator de un faro y un peculiar amigo alado

DMQ
De Sevilla al mundo. Informando sobre esports.

Muchos de nosotros teníamos a Keeper en nuestra estela, muy pendientes de lo que podía llegar a ofrecernos. Un título que llegaba nada menos que con la firma de uno de los padres fundadores de la industria, o al menos de tal y como la entendemos ahora. Una figura creador de muchas de las obras que nos han marcado en la vida, pero lo cierto es que este nuevo título no será uno de ellos en el futuro.

El bueno de Tim Schafer es responsable de que muchos hoy en día amemos a los videojuegos. Hablamos de la mano derecha de Ron Gilbert, y en sus manos hay obras maestras de las aventuras gráficas clásicas como Maniac Mansion o Monkey Island, además de ser el principal responsable de Grim Fandango. Ya en la etapa más actual, nos ha regalado juegazos como The Cave, nuevamente junto a Ron Gilbert, o el majestuoso Brutal Legend. Pero de todos ellos (los recientes) quizá los de mayor reputación sean ambas entregas de Psychonauts.

Un peculiar walking simulator

La premisa de Keeper, de Double Fine, nos queda clara con los primeros segundos de juego. Un extraño fenómeno hace que un faro cobre vida, el cual se pone en camino de un misterioso orbe que aparece en sus visiones. Un inicio que enseguida te llama la atención y despierta tu curiosidad. Siendo especialmente gracioso pues al principio eso de andar cuesta bastante, y más siendo un faro con unas patitas tan cortas.

Tras aprender a caminar es cuando empieza la aventura. La cual consiste, pues eso, en andar. Lo cual hace que nos pasemos un buen rato caminando en el único rumbo posible sin que tengamos claro qué debemos hacer. ¿Está bien que rompamos las edificaciones a nuestro paso? ¿Nos darán un logro si no destruimos nada? Preguntas que nos da tiempo a reflexionar por falta de objetivos. Eso sí, podemos llegar hasta a correr, para que no se haga todo tan tedioso.

La luz como fuente principal de vida y destrucción

La principal mecánica, además de caminar, es el control de la luz. Somos un faro, y es nuestro único poder. Al menos al comienzo. Pero es un poder que en este extraño mundo tiene mucha utilidad. Viendo al comienzo del juego como, al enfocar la luz hacia la vegetación, logramos que crezcan los árboles o florezcan las flores. Curioso, sin más. Aunque más tarde esto sí que tendrá utilidad.

El juego que nos da la luz en Keeper
El juego que nos da la luz en Keeper

También habrá otros obstáculos vivos a los que la luz no le hace nada de gracia. Nuestra luz podremos focalizarla para que sea más potente, capaz de destruir algunos de estos objetivos para abrirnos paso. Pero también habrá vida que, al crecer, generen nuevos terrenos por los que llegar a un secreto, o bien continuar nuestro camino. Sirviendo esta luz también para defendernos de criaturas que tratan de acecharnos.

Un mundo sencillo repleto de ingeniosos puzzles

En esta aventura no estaremos solos. Contaremos con la ayuda de Ramita, un peculiar pájaro que se ha encariñado de nosotros y que nos acompañará en casi todo momento. Con el tiempo, podremos hacer que Ramita vaya hacia ciertos lugares a activar mecanismos, o a que tire de la rama de un árbol o a diferentes acciones que generan puzzles que deberemos resolver. Los iniciales son bastante sencillos, pero no tardarán en volverse ligeramente más peliagudos.

Pues no es solo el estar pendiente de esos puntos brillantes a los que poder enviar a nuestra amiga. Todo esto nos obligará a estar atentos a cómo reacciona cada criatura a nuestra luz, sirviendo esto como pista para poder completar algunas acciones. Incluso puede que en algún momento te quedes pillado sin saber cuál es el siguiente paso. Y aquí es donde Keeper sí se pone interesante. Ya que al menos supone un reto, a veces.

Conclusiones de Keeper

En resumidas cuentas, Keeper es un juego que destaca desde su premisa y su precioso arte. Es bonito a rabiar y eso no se lo podemos negar. Sin embargo, esa premisa tan sencilla sumada a una mecánica repetitiva hace que no nos termine de enganchar. Por lo que es muy fácil dejar el mando tras jugar un rato y estar caminando sin rumbo o tras resolver un par de puzzles.

*Plataforma analizada: Xbox Series X

Lo mejor

  • Su apartado artístico, muy a la altura de cualquier juego de Tim Schafer
  • Algunos puzzles son ingeniosos y nos motivan a seguir jugando, a veces

Lo peor

  • Se hace muy repetitivo al poco rato de juego
  • No tener premisa clara no es malo, solo que tampoco tiene otros objetivos que nos motiven
  • La decepción que supone viniendo de quien viene este juego

68/100

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