Así se vivió desde dentro el Valencia Basket - Hapoel Tel Aviv: querían que pareciera normal pero no lo fue
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200 personas en un pabellón para 16.000
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Las protestas contra el Valencia Basket-Hapoel acaban con cinco detenidos y varios manifestantes heridos
Querían que el Valencia Basket - Hapoel Tel Aviv pareciera normal pero no lo fue, 200 personas en un pabellón para 16.000 no lo es.
Valencia Basket y Hapoel Tel Aviv se enfrentaron en la cuarta jornada de la Euroliga como todo el mundo quiso: a puerta cerrada, con más policías que periodistas, con más sonido de la goma de las zapatillas resbalando por el parqué que aplausos en unas gradas silenciosas, majestuosas pero vacías. Todo parecía normal, pero nada lo era. Mismos anuncios de siempre, mismas presentaciones por megafonía, saludos entre los jugadores pero todos los presentes sabían que no era así.
Medio centenar de los 500 policías activados y que tuvieron que emplearse a fondo antes del comienzo, protegían cada uno de los vomitorios del pabellón que estaban, lógicamente vacíos. Bueno, no todos. Los sectores 104 y 106 estaban poblados por medio centenar de periodistas acreditados que ocupaban esas zonas y la parte de atrás de las canastas.

Sin Ofer Yannay ni Juan Roig en el Valencia Basket - Hapoel Tel Aviv
Al margen de los mopas, los árbitros y los banquillos, completaban el cuadro una veintena de directivos de ambos equipos. Los israelís habían venido en furgonetas tintadas, los valencianos por su propio pie. Víctor Luengo, estrella del Valencia Basket, Enric Carbonell y compañía encabezaban la expedición local. Quien no estuvo fue ni Juan Roig, ni el polémico presidente del Hapoel Tel Aviv, Ofer Yannay, que por la mañana había criticado la decisión de jugar a puerta cerrada.
רגע לפני שחוזרים לוולנסיה - הזדמנות להיזכר במפגש הקודם והבלתי נשכח 🏀❤️ pic.twitter.com/QqMlgLW846
— Hapoel Tel Aviv BC (@HapoelTLVBC) October 15, 2025
Efectos especiales, megafonía pero sin alma, como en pandemia
A pesar de que la música estaba a toda potencia y unas llamas en las impresionantes pantallas de led que rodean el pabellón pretendían darle colorido a la noche, todo era raro, triste. Querían que se pareciera a lo que debe ser un duelo de la mejor competición de Europa, pero parecía más uno de pandemia, aquellos que se jugaban sin público hasta que llegó la nueva normalidad. Y es que el Roig Arena vacío no tiene alma. Valencia Basket lo sabía, pero el cascabel a este gato lo tendría que haber puesto el COI, la FIBA o la Euroliga, que este miércoles 15 de octubre quedó retratada por las protestas de fuera y por las ausencias de dentro.